Al final, la señorita rusa decide exhibirnos los tatuajes de su espalda y en consecuencia se quita la camiseta. Estamos en unas rocas, bajo el parque Croata en Antofagasta; son las 17.30 horas. Arriba, la clase de manejo se detiene. El conductor toca la bocina y Kitty, bien suelta de cuerpo, le hace un saludo con su mano. Luego la chica de cabello rosado que usa un corte similar a Milla Jovovich en el filme “El Quinto Elemento”, se adosa la pequeña culebra en el cuello, a modo de collar, y ejecuta unos meneos suaves para las cámaras fotográfica y video.
Lo que desarrolla, explica, es el baile de la culebra. El animal, perfectamente adherido a la piel, desciende lentamente hasta llegar a uno de sus pechos. Un señor desde varios metros intenta sacar una foto al acto por su celular; esto es un show, señores. Desde lejos, la serpiente puede parecer un collar grueso de resina o algo semejante.
Kitty me responde que no sitió dolor al meterse el piercing en los pezones. Fue cuando tenía 14 años, en Moscú. No recuerda demasiado el proceso, pero dice que esos dos fierritos que le traspasan la carne le imprimen el estilo de modelo alternativa, que es lo buscado por la chica. Los tatuajes en la espalda se los hizo en Estados Unidos, y el dibujo en la zona del coxis se lo realizó en Argentina.
La señorita Kitty Sanders, nombre artístico que pasó a real, veinteañera, ha pasado la mitad de su vida viajando. Hace un año recaló en Santiago, proveniente de Buenos Aires. Ahora está en Antofagasta, donde reconoce no faltarle trabajo. Kitty Sanders es modelo, traductora y bailarina.
Su baile de la serpiente, donde Kitty utiliza unos tacos de 20 centímetros que la encumbran por el metro 90, ya es comentado en el circuito de los night clubs de la ciudad. Kitty también hizo un sutil topless en el programa de la televisión local, “Dulce Candy”. Puede decirse que esta chica siberiana de pelo rosado, que anda todo el día con una culebra en el cogote y que tiene un celular en forma de la gata Kitty, para nada pasa desapercibida dentro de la monotonía de la urbe. Kitty parece toda una rock star.
Siberiana
Como ya dijimos, nuestra amiga es rusa, nacida en la temida provincia de Siberia. Confirma que Siberia es una de las regiones más inhóspitas del planeta; un mundo helado como una casata. Su niñez, por ejemplo, la vivió en la ciudad de Tiumen en Siberia Occidente, donde experimentó temperaturas promedio de 20 grados bajo 0. Respiró siempre bajo un abrigo.
Observa el vuelo de las gaviotas y afirma que Siberia es un extensión demasiado grande. Acá, entre las ciudades del norte de Chile, las distancias parecen amplias; no obstante allá es peor, dice, pues se pueden pasar días viajando en auto y no aparece nadie. Dice que la soledad y el frío terminan por fastidiar a cualquiera.
Kitty, sentada sobre una roca y con el sol ligado a su nuca, aclara que no le gusta recordar su infancia; en resumen parece no haberla pasado bien. Luego saca la apelotonada serpiente de un bolsillo y le hace cariño.
-¿Ella es como tu marido?
Me mira y aclara que no le gusta estar ligada con nadie. Le aclaro que era una broma. Levanta la pera y afirma que el “Raptor”, así le llama a la serpiente, es su compañero y que ambos entienden sus emociones; dice, con cara de paz, que están como conectados.
En Chile dice que siempre le preguntan por sus orígenes y ella les cuenta la historia. No obstante se ha encontrado con personas que le achacan que es comunista; esa palabra es como verter limón en sus pequeños ojos azules. Kitty aborrece el comunismo y todo lo que recuerde al período de la Unión Soviética, pues a su juicio, fue algo parecido a una esclavitud con otro nombre.
Ella se declara capitalista. Respira y dice que en Chile no saben mucho de la actual Rusia y viceversa. En Rusia le recomendaron que tuviera cuidado pues aquí habían muchas mafias y en Chile le dicen que es comunista.
-¿Sabes a qué nosotros le llamamos rusa?-
Se arregla el escote y ríe. Reconoce que ya sabe.
Regresa al tema. Ahora el problema, deduce, es que son países que están muy lejos; en consecuencia reconoce que es raro que una rusa llegue por estos lados. Le cuento que una vez, un señor antofagastino se trajo a una rusa para acá y salieron en la tele. Le digo que aquí no hay dos opiniones respecto a las rusas. Kitty abre los ojos. Para los antofagastinos todas las rusas son lindas.
En general me aclara, que la falta de oportunidades, la inseguridad y el alcoholismo en los hombres han confabulado para que muchas rusas, bellas –afirma-, abandonaran el país. Enumera la creciente violencia étnica y los problemas con las mafias en San Petersburgo.
-Yo me fui y vivo acá tranquila, con mi serpiente- dice con el rostro ladeado.
“Raptor”
La serpiente no parece alterada, a pesar del paseo playero y nuestra presencia. “Raptor” está acomodada en la dermis de la mujer. Kitty reconoce que una de sus pasiones son los animales; así, menciona experiencias en domesticación con caballos y perros pitbull. Dice que sabe llegar a los animales malcriados.
Sobre “Raptor” explica que es un pitón africano que puede alcanzar el metro y medio de largo como máximo; por ahora “Raptor” no alcanza los 40 centímetros. “Raptor” es un pitón medio bebé, pero hambriento.
Para dar en el gusto a su mascota, la bailarina de cabello rosado debe proporcionarle un ratón por cada 10 días. Los ratones blancos los adquiere en alguna mascoteca. Algunos comerciantes ya la conocen y le han consultado si cría ratones o algo parecido. Kitty admite que no les ha contado que los ratoncitos van directo al buche de “Raptor”.
Dice que la serpiente los disfruta. Me muestra unos videos de su celular rosado. La serpiente abre el hocico y adiós ratoncito blanco.
Respecto a los permisos para mantener a este animalillo exótico, la rusa dice que todos los papeles están en orden. Es más, según la rusa, el bicho rastrero tiene un chip metido en su cuerpo que permite ser hallado en caso que se pierda.
La otra pasión de la señorita es disparar. De manera frecuente visita un polígono de tiro. Debido a que la chica es modelo, aparece bastante sexy en las fotos luciendo algunas armas de fuego y algún corvo. Mantiene varios amigos que la acompañan en este pasatiempo.
Si bien no tiene muy claro el lapso que se quedará en Antofagasta, dice que pronto desarrollará una película. Explica, con la pera apoyada en el codo tipo estatua de Sócrates, que será un película de tipo filosofal y erótico.
-¿Cómo es eso señorita?
-Me interesa mucho leer filosofía y política, traducir libros y a la vez soy una modelo erótica; quiero mezclar todo eso.
Junto a su amigo llamado Mezcal, dice, piensan rodar al interior de Antofagasta, en el desierto. Ella embetunará su cuerpo desnudo con arena o algo así.
Luego de esto, la rusa toma aire y nos invita a ver y fotografiar sus tatuajes; ahora nosotros consumimos un buena bocanada de aire marino.