Fotos: Sebastián Rojas.
Cierto sector de la ciudad libra algo así como una batalla silenciosa contra los actuales inmigrantes, especialmente en contra de los colombianos. En voz baja, los culpan de todo lo malo.
Sin embargo esta pusilánime hostilidad está sobrepasando los límites, por lo menos esa sensación dejan los rayados en calle Washigton, donde está ubicado el Departamento de Extranjería y Migración. Los grafitis están diseminados por alrededor de tres cuadras e incluso toman pasajes aledaños.
En estos rayados se pueden leer alusiones racistas y xenófobas.
Luz, 25 años, colombiana, quien a mediodía de ayer permanecía en la fila en Extranjería, reconoce que este ambiente que define como enrarecido le provoca cierto temor.
Afirma que nunca imaginó una recepción tan hostil por parte de los chilenos, más aún cuando dice venir a trabajar.
Viviana, 23, colombiana, concuerda con Luz y califica de absurdos e incoherentes los rayados en el sector. A la vez dice que los rayados de todos modos inquietan al grado de sentir temor por lo que pueda sueceder.
Sin embargo el asunto le es indiferente al moreno Fernando, 31, colombiano. Dice que familiares que viven en la ciudad le habían advertido de esta situación, pero no era algo que podría significar algún peligro.
Lorena, 22, colombiana aclara que siente tristeza por este tipo de mensajes, más aún cuando se trata de dos paises latinoamericanos.
La mujer afirma que por la mala fama de un sector de Colombia, no se puede echar a todos al mismo saco.
Aboga que el inmigrante colombiano es trabajador, luchador y por sobre todo honesto.
En promedio el Departamento de Extranjería y Migración tramita a alrededor de 400 personas diarias, en su mayoría provenientes de Colombia. Muchos de estos llegan en la madrugada al lugar y terminan la gestión a alrededor de mediodía.