“El Fumador” que es un híbrido entre un cuento largo o una novela corta es el texto de Juan José Ribeyro más conocido. Luego de leer “El Fumador” la cabeza dibuja una imagen que coincide con la foto del escritor en la solapa del libro, un hombre delgado y larguirucho.
La mayoría de los cuentos de Ribeyro son autobiográficos y eso se aclara en el libro “Un hombre flaco”, del periodista peruano Daniel Titinger (conocido por sus crónicas en la revista “Etiqueta Negra”), publicado en Chile por las ediciones UDP. “Un hombre flaco” es una biografía novelada del escritor.
Juan José Ribeyro (1929/1994) fue un escritor y periodista peruano que armó su obra bajo la sombra de la monstruosa figura de Mario Vargas Llosa. Puede decirse que Ribeyro es la criatura no reconocida del boom latinoamericano. Fue amigo de Vargas Llosa y Cortázar. Mientras no estuvo enfermo (lo persiguió el cáncer y sus derivados), compartió con los nombres del boom y degustó el opíparo mundo que los rodeaba. Supo de los desencuentros de los monstruos.
A pesar de su estirpe aristocrática, asunto importante en Perú, Ribeyro decidió dejar Lima e irse a Europa. En el viejo continente hizo de todo para sobrevivir. Pasó pellejerías. La mezcla entre la soledad y estrechez parió a uno de los grandes cuentistas peruanos y latinoamericanos del Siglo XX. La literatura y los amigos (influyentes en Perú) lo sacaron del anonimato y le permitieron vivir de manera cómoda. La literatura le trajo a su esposa, Alida Cordero, según el libro, una joven peruana sensible a las artes que buscaba enamorarse en París, de algún escritor. Los cuentos de Ribeyro no son copiosos en lenguaje ni escudriñan en el realismo mágico, por el contrario son precisos y contundentes, más cercanos a la tradición estadounidense de Faulkner . Ribeyro, quizás sin tramarlo, es el eslabón entre la generación mágica y la literatura posterior. Por eso su obra es tan valorada hoy, de ahí se explica el interés de Titenger por Ribeyro. El libro “Un hombre flaco” nos permite apreciar la vida, las motivaciones y los amores de Ribeyro a través de un narrador, Titinger, que a ratos y de manera antojadiza escribe como un fan. Sin embargo ese detalle no le resta valor a la obra, sino que la acerca al lector. Sobresale el protagonismo desmesurado, a ratos de teleserie, de la ambiciosa Alida Cordero en la vida de Ribeyro. Bryce Echenique también aparece recordando a Ribeyro con cerveza alrededor, alimentando su estereotipo de bebedor. “Un hombre flaco” aporta anécdotas a la gran biografía de este escritor peruano.