Mauro, 45 años, casado, no quiere que sus renacuajos cumplan su objetivo. Su mujer no desea hijos; él, tampoco. El hombre mira al cielo cobalto que cubre Arica, mueve sus hombros en círculos, y replica que cuando sus descendientes cumplan la mayoría de edad; sus padres estarán demasiado viejos y quizás enfermos. En consecuencia, el hombre de barba desparramada decidió anudarse los tubos que conducen el semen; trámite que la medicina denomina: vasectomía.
Le brillan los ojos cuando dice que se ahorrará una buena cantidad de dinero. Con su sueldo de profesor no le alcanzaría para darse ese lujo en Chile. Con los dedos se da toquecitos en la sien como pianista y calcula más de 500 mil pesos.
Luego critica al sistema de salud. Epítetos le sobran para tildar a las isapres. Otra lluvia de palabras generosas contra los médicos; en síntesis, nuestro entrevistado piensa que la salud en el país es un asco.
Este ariqueño quien escribió un libro de poemas denominado “Escupe”, enumera las bondades de la salud del país vecino: tres veces o hasta cuatro veces más barato; rapidez en la brecha exámenes y diagnóstico y buenos profesionales. Tantas maravillas al otro lado de la Línea de la Concordia, provocan sospechas.
Por esto cruzamos la frontera y ahora él cotiza la operación con un urólogo en el hospital de la solidaridad de Tacna; un hospital destinado a peruanos pobres e indigentes.
Mall hospital
El taxista cuenta que mis coterráneos arriban en bus al hospital. El ir y venir de chilenos enfermos, repite con ironía, le hacen deducir al hombre que en Chile la medicina es un privilegio; no es el único que piensa lo mismo.
Este reportero en un lapso de casi tres horas se atendió con un oftalmólogo y logró unos lentes; todo por 20 mil pesos. En Chile el hostigoso procedimiento para unas gafas es: isapre, consulta y luego óptica. En un par de días recién aparecerán los lentes.
El taxista cree que es injusto que los chilenos se atiendan en un hospital destinado para peruanos pobres.
El hospital de la solidaridad tiene techo de gimnasio y distribución de mall. Lo que en Chile pueden parecer tiendas de comercio, aquí son las especialidades médicas: ginecología, urología y cirugía plástica, entre otras: sólo acogen procedimientos ambulatorios.
La atención es de 7 horas a 19 horas; incluido el fin de semana.
Mauro consulta por su obsesión. Le dicen que espere. Se sienta y ve televisión: es un programa peruano de concursos parecido a Yingo. La mayoría de los pacientes son chilenos. Un par de peruanas hacen la diferencia por sus polleras andinas.
40% chilenos
La secretaria del director afirma que el licenciado Denis tiene poco tiempo, pero de igual manera me atenderá. Son las 14 horas.
Denis Huamanlazo Ordoñez es hace cuatro años el director del hospital. Dice que no le extraña que un periodista chileno le consulte por este hospital pues mis compatriotas -remarca las sílabas- vienen desde Arica, Iquique y Antofagasta; también le han llegado de Valparaíso y Santiago.
El hombre que parece mezquino con las palabras dice que el 40% de las atenciones son para chilenos; pero que la cifra se eleva los fines de semana alcanzando un 50% y hasta un 60%.
-¿Y no considera que es una frescura que los chilenos vengan atenderse acá?
Sin despegar la vista del computador, el hombre dice que el concepto del hospital es la solidaridad y en consecuencia se deben atender a quien lo necesita. “No hacemos distinción de personas ni nacionalidades; el hospital de la solidaridad es para todos”.
Denis declara que conoce el problema de la salud en Chile. Recuerda la imagen de un hospital colapsado. Se rasca la pera, y afirma que en Perú, el acceso a la salud es más igualitario. El taxista había dicho lo mismo antes: otro orgullo de Perú son sus hospitales. En Tacna hay tres (para un población de 250 mil habitantes).
Huamanlazo responde que hasta el momento los peruanos no se han visto perjudicados por la presencia de los chilenos.
-¿Y no le reclaman sus compatriotas cuando antes de ellos se atiende un chileno?
-No. Aquí como es frontera se vive un clima de confraternidad. La relación con Arica es complementaria.
Le explico que el hospital es conocido en Antofagasta y en consecuencia mucha gente viaja para ahorrar costos. “Nosotros no podemos hacer nada, atendemos a quién sea; no hacemos discriminación”, insiste.
Le digo que con esta crónica vendrán más chilenos. Que vengan, dice Huamanlazo.
Mauro dice que le fue bien. Alrededor de 60 mil pesos le sale taponear la cañería. En 48 horas habrá un poeta estéril.