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Channel: En la frontera
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punteo presentación del libro playa panteón de juan podestá en la filzic

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-¿Que es Iquique? Zofri, chumbeques, unos gordos taxistas mal agestados pidiéndoles por favor que te lleven a tal calle, los mineros reggaetoneros y los mineros tomy hilfiger disfrutando el arte en la sala de la minera collahuasi,  la pandilla de los monwolker, de los monchiri, de los poison, la Jorge inostrosa , las ampliaciones con maderas acorchadas de la zofri, el loquito montaño pegándole a guata peleaa a su guitarra de palo, el ego de don Bernardo, la línea de ala de mosca y la pegada en la pera en los pubs, el dealer de fulvio, el sobaco danzante de la tirana, la diablada del goyo, los honda crx con volante cambiando, el director de diario de piel beterraga que como abejorro gordo se paseaba en la harley cromada por la ciudad; los caros sanguches de pescado del wagon versus los del chico pito; el tufo añejo del gol del chino Dávila a Colo Colo en la final de Copa Polla Gol, en un equipo con el cafiche Juan Ponce de Ferrari como wing; el barbón comunista que nunca fue de Iquique; los punk del colegio inglés; el pollotrón con su chongo y polera de Wanderers; los pantalones y camisas a dos por luca en el agro; la liebre a Alto Hospicio donde por la ventana ves como caen como pollos los platudos en sus parapentes; Julio Pérez Silva, el sicópata… (silencio); el choro Soria y sus parques temáticos y sus viajes a Bolivia y Paraguay para unir las fronteras; el hijo del choro Soria pegando una patada karateka al papa de Fulvio; los Buccioni y su disco de carretes romanos; el Le Privede y la salsoteca y el 31 mm y el democrático y el Chache Shop y los alfajores de pica; el guatón miranda pegándole al bombre con la cumbia chicha; los goles de jj. Ore antes que llegaran los restoranes peruanos y los peruanos eran discriminados; las cabezas de gato en el resumidero del chifa; el poeta Ross Murray leyendo el mismo poema de hace 20 años, los marcianos que queman los dedos, la calle Baquedano; el bomba, el laucha y el geisha, y el sushi con chela con mango, San Lorenzo de Tarapacá o el Lolo y Podestá.
 -¿Literatura en Iquique?
-Los estudiosos hacen referencia a una literatura a la que calificaremos como patrimonial de Iquique. Allí encontramos Tarapacá, de Juanito Zola.
Luego hallamos una serie de poetas en los años 80-90, con nombres como Jaime ceballos y Cecilia Castillo.
Hasta que encontramos a Patricio Riveros Olavarría, periodista y escritor, más conocido como papato por su tartamudez, que fue el narrador iquiqueño de los 90 y que falleció lamentablemente a los 49 años, en plena actividad.
Luego vino un desierto hasta que apareció Juan Malebrán, poesía, y Juan Podestá, literatura, entre otros.



Juan Podestá, 1979, periodista, escritor, magister en literatura. En el periodismo, una vez en Santiago,  me hablaron que en la estrella de Iquique, había un iquiqueño que escribía la raja, hacia crónicas, y que era bueno para el carrete. Fue en el mismo momento que había sacado un libro de poesía camuflada con narrativa, que se llamaba novela negra, donde hablaba de crónica roja y reporteo, entre otras cosas.
Le pedí una crónica para publicarla en la cadena a nivel nacional, era una de una iquiqueña que se había casado varias veces, y le decían la Elizabeth Taylor. Aclaro que no todos tienen la facilidad de escribir bien y entretenido de manera natural, y eso uno lo ve y lo lee en este oficio. Podestá era de aquellos. Estuvimos conectados por terceros, como Daniel Rojas Pachas, por la editorial cinosargo los dos habíamos publicado y luego por Marcela Kupfer, de la editorial Narrativa Punto Aparte donde también hemos publicado.
Luego Podestá se fue a Santiago, a terminar su magister en literatura. Un par de veces nos encontramos en Santiago.  Una en la Filsa, con un carrete aventura memorable que terminó con unas amigas de Juanito, frente a la penitenciaria de stgo, y que no vale la pena contar aquí.
He seguido con atención los trabajos de Podestá, que no tiene ni face ni Tuiter (se lo preguntaré más tarde),  pues en lo personal es el tipo de literatura que me interesa y a la vez me identifica en el norte, que es un realismo crudo y en algunos casos exacerbados que exhibe historias como un película negra historias, pues Podestá ha adoptado ese estilo, el cuento negro de criminales, de personajes que buscan vengarse o tienen cuentas pendientes con algo o alguien.
Como dijo Juan Malebrán, desde Cochabamba,

“el norte chileno -más allá del espejismo de progreso que se vende y compra a sí mismo- es un paisaje plagado de personajes grotescos, déspotas e infames. Un escenario extremadamente adverso y casi intratable en el que reina un chovinismo, por decir lo menos, penoso. Y, por otra, en que Juan José Podestá, tocopillano criado y crecido en Iquique, a pesar y/o por esto mismo, ha logrado desarrollar un potente imaginario que, no obstante, está forjado bajo la sombra del cerro Esmeralda, le da la espalda a la postal cavanchina, y decide mantenerse lejos de los aires de gloriosa campeona que, desde hace décadas, hacen agua en la ciudad.
Playa Panteón (Narrativa Punto Aparte, 2015) es un claro ejemplo de lo anterior. Un libro compuesto por nueve relatos en los que -si bien no todos transcurren en el norte chileno- se puede leer el desierto por donde se mire, en un desmarque frente a la nostalgia del puerto y del sacrificio pampino y en pro del tierral, las quebradas y los baldíos. Paisajes en los que sus personajes, figuras ruines e inadaptadas, transitan estrechos recovecos afectados por la soledad, el crimen, la traición y la sed de venganza. Es decir, un panorama que refleja el lado más trunco del norte y sus fronteras, ya sean estas, íntimas o territoriales. Y que logra hacernos pensar, por momentos, y no pocos, en la escritura como un ajuste de cuentas entre la geografía y uno mismo.



En ese contexto surgen estos cuentos.

Cito cuatro cuentos
-
Un pueblo
 donde el personaje, forajido, que regresa a su pueblo desértico, que podría ser Huara, y mezcla la ternura y delicadeza del cuidado de un abuela con un acto que lo enfrentará con otro que busca venganza por un hecho del pasado.

-Bajo Monte
el cuento que en lo personal más llegó, por la historia, cuántas veces hemos visto lo que somos del norte, una serie campamentos de algueros que aparecen y desaparecen en la costa de la región. Son pueblos itinerantes con sus propias leyes y costumbres, donde cabe la fantasía que son pueblos de delincuentes o prófugos de la justicia. En este cuento Podestá elucubra el concepto de la isla perdida, que bien desarrolla en la Isla Podestá.

-Isla Podestá en Díptico Rojo/Negro  (por qué se llama así el cuento)
Este el cuento donde un multiorgásmico pides mas, más y más. Isla Podestá se basa en el misterio de la isla del mismo nombre, un islote frente a Valparaíso, en mar chileno, cuyos avistamiento fue hace dos siglos por un marino italiano.  Luego la isla desapareció misteriosamente e incluso la Armada, alguna vez la buscó sin resultado. De buenas a primeras, se trataría de una elevación de alguna cordillera marina, lo que se conoce como bajo.
Podestá se sustenta en este mito, para armar la historia de un maléfico y pervertido centro tortura de la dictadura de Pinochet. El narrador es un músico del grupo Huara, quien es sobreviviente y por ese efecto se alcoholizó.

-Playa Panteón
Playa Panteón le da nombre al libro que hace referencia al paisaje contaminado de la playa del mismo nombre en Tocopilla. Playa Panteón puede ser la historia de la venganza contra un milico torturador de parte del protagonista o la acción de un delincuente que se deje llevar por su instinto y mata al vecino, es la dualidad de la lectura de la historia que propone este relato.


No conté los finales para que usted los lea.

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