Este Claudio Bravo mira el cielo despejado de invierno que a mediodía no filtra ningún rayo tibio de sol y lanza una arenga para sí mismo, algo así como:_ésta la atajo re(corcholis)... Vista al frente, flexiona las rodillas y el portero que viste con una camiseta negra cortada con franjas amarillas se apresta para atrapar el balón que vuela sobre la tierra dura, tierra tipo lija, esa que raspa rodillas.
El del zapato fluorescente que martilla el balón es Alexis, quien está en un equipo donde sólo juega él. Se sabe crack, se siente crack y pecho inflado, no da ningún pase, sólo avanza como una locomotora con la mente puesta en el arco del rival de turno. Este Alexis exhala e inhala con el ritmo de deportista profesional mientras avanza como un danzarín lento que cuida sus pasos entre los jugadores rivales. Alexis amaga, se detiene y esquiva una patada y continúa su carrera. Y llega el momento: Claudio Bravo y Alexis están frente a frente; es aquel segundo eterno en que el delantero se apronta a disparar y la mirada del arquero se concentra en la bola, sin embargo por un costado aparece el Gary, sí, el mismo Gary con esa fiereza de barrio bravo y huevos de oro al igual que un superhéroe Marvel. Gary busca, com sea, arrebatarle la caprichosa a nuestro querido Alexis.
La brillante copa está en el medio, coqueta, dorada, esperando ser levantada por el campeón del Primer Campeonato de Fútbol Integrado de Viña del Mar. Es un sábado y las graderías están llena de animados hinchas que gritan y viven a su modo el fútbol. Hay pasión, alegría y breves rabietas por alguna jugada cobrada por el árbitro que no convence del todo.
Dejemos en pausa la jugada entre Gary, Bravo y Alexis.
Las batallas -cuatro partidos- han sido a todo vapor en la cancha del Club Santa Inés de Viña del Mar. Las barras aumentan su euforia mientras corren los minutos. El torneo, tipo copa carranza, se acerca a dirimir al campeón; al primer campeón de esta historia que se escribe con letras doradas como diría el relator deportivo en una canchita de Viña, detrás del Sausalito cuyas líneas de caparazón de tortuga aparecen tímidas por la arboleda. Cuatro equipos compiten en el cuadrangular: Club Social y Deportes Santa Inés (los locales), Aparid de Viña, Las Dalias- Coanil y Renacer de Viña del Mar.
aquí todos juegan
Señoras y señores no importa la cantidad de jugadores en cancha, aquí todos juegan; equipos de 15 jugadores y jugadoras contra otros de 7 jugadores y jugadoras, a veces se producen fichajes instantáneos (unos pasan para otro equipo y luego para el otro) porque lo importante es competir como manda el código lindo del deporte. La pasión y vehemencia está en los chicos que corren a cada pelota como si fuera la última y una vez que se produce ese momento gozoso, el gol, celebran como si fuera una final de la Copa América, claro:_mucha tele. Uno de los chicos se saca la camiseta y exhibe la piel que tiene debajo:_ la camiseta de Wanderers de Valparaíso. Otro por ahí exhibe tímidamente la oro y cielo debajo de la camiseta.
A un costado de la cancha, apegados a la tarima, justo donde hay un termo de café para todos, los organizadores Hernán Villavicencio y Rafael Astorga resaltan que este tipo de actividades unen a los padres y sus niños. Valoran el entusiasmo que ponen los apoderados, evidente en el color de las barras.
El entusiasta Hernán Villavicencio dice que el próximo paso es desarrollar un nacional de fútbol integrado, donde participen equipos de todo el país, con Viña del Mar como sede.
Roda la pelotita
A alrededor de las 10 horas comienza el campeonato. Los chicos bien uniformados desfilan por los costados de la cancha ante la mirada cariñosa del público. El grupo se instala al medio, mano en el pecho, comienzan a cantar con energía el himno nacional. El “guelacilo” retumba. Parece la final de un campeonato. Los padres cantan de pie. Luego de los discursos, un arenga de equipo “Vamos, vamos.... ”, las manos en jarra de los jugadores y el pitazo inicial.
Balón en el suelo y los muchachos se dispersan. Las Dalias-Coanil le hace partido a los chicos de Santa Inés que son más y llegan a todo. La cancha está poblada y hay poco espacio. El trámite es apasionado. Dos goles de Las Dalias-Coanil, y luego un tercero, hasta que aparece un descuento de Santa Inés, un descuento que se celebra con todo.
Tras media hora, con quince minutos por lado, el primer triunfo y clasificado para disputar la final es Las Dalias-Coanil. Los chicos de Santa Inés felicitan al rival pues si hay algo importante acá es la camaradería entre los jugadores, que a ratos contrasta con la actitud de algunos apoderados que le reclaman las decisiones el árbitro.
En el segundo partido Alexis, el mismo, de Renacer, deslumbra. Alexis, en realidad, se llama Cristian. Posee unas condiciones bárbaras para el fútbol y más de alguien se pregunta si este chico podría integrar algún equipo de fútbol profesional ¿Por qué no? ¿Qué lo impide?. El problema de Alexis es que no juega con el equipo, y de esa manera sus goles se van contrarrestando de inmediato con el buen juego de equipo de Aparid, quienes combinan, tocan y llegan. Pronto Alexis se cansa y Aparid toma la delantera. Pitazo final de la media hora de juego, y otra vez los abrazos, buena onda y amistad.
Apretado es el partido que protagonizan Santa Inés y Renacer por el tercer lugar; y esta vez Alexis algo más generoso, hace jugar a su equipo y se imponen.
Tras casi dos horas de fútbol y otras actividades recreativas, como un espontáneo baile, llega el esperado partido final. Las Dalias-Coanil se ve las caras con el equipo de Aparid. En Aparid resaltan algunos refuerzos, entre ellos el Gary Medel de Santa Inés. El primer tiempo se va 3 a 1 a favor de Las Dalias-Coanil.
Sin embargo, los chicos de Aparid juegan como nunca, anulan al contrario y logran el empate, y es ahí donde llegamos a la jugada que inicia esta crónica y que dejamos en pausa. Gary, Claudio Bravo y Alexis, los mejores, disputan el balón. Nosotros vimos que ganó Bravo, otros que ganó Alexis y otros a Gary ¡Qué importa!
Por definición a penales y alguna polémica por los forofos apoderados, el primer lugar se lo llevó Las Dalias-Coanil, pero al final todos ganaron en este memorable campeonato de balompié.