Los señores que protagonizaron esta crónica, pueden considerarse como locos. No cualquier persona en sus cabales abandona todo de un día para otro, para embarcarse en una guerra; tal vez imaginaron una guerra de pasteles o avioncitos de papel.
La denominada Primera Guerra Mundial (1914-1918), también conocida como la Gran Guerra, se caracterizó por ser una guerra de experimentación química, entre otros horrores. Al final, fallecieron alrededor de 10 millones de personas.
Los protagonistas de esta historia en su mayoría eran ingleses, domiciliados en Antofagasta por motivos de trabajo. Puede decirse que los ingleses eran un gueto asentado sobre las faldas del ferrocarril, pero con gran influencia en la ciudad. Estos señores que superaban el millar pueden considerarse como antofagastinos, bajo la idea de que la ciudad es un hotel de inmigrantes. La moda de ir a la guerra también contagió a naturales o descendientes de alemanes, franceses, belgas y hasta chilenos. En el Club Inglés que estaba en la calle Bolívar, por ejemplo, se leía que más 300 chilenos partieron de este puerto a incorporarse a las filas aliadas.
En una página de Internet del FCAB se habla de cien los ingleses que partieron desde esa empresa y que 34 murieron; en el museo de la firma se hallan los nombres de esos voluntarios.
La mayoría de los señores nunca regresó a Antofagasta y quizás ni los extrañaron; los sobrevivientes se quedaron en Europa. A la mayoría se les perdió el rastro.
Por ejemplo, el sábado 2 de febrero de 1918, en el Mercurio de Antofagasta aparecía el siguiente extracto: Ayer falleció repentinamente, a bordo del crucero inglés “Lancaster”, fondeado en la bahía, el fogonero 1o. irlandés R. Burns (católico). En la mañana de ayer sufrió un síncope cardiaco. Los funerales se efectuarán hoy a las 9 a.m. Asistirán los miembros de la tripulación, además de la banda de músicos. Presidirá el acto el comodoro Mr. P.H. Colomb, Jefe de la División Naval Inglesa del Pacífico, que iza su insignia en el “Lancaster”.
La Gran Guerra, aunque usted no lo crea, también se peleó en Antofagasta. De la Casa Gibbs, por ejemplo, se ha escrito un par de veces que allí “penan”, sobre todo en el sótano donde habrían sido depositados los cadáveres de algunos soldados ingleses de la Primera Guerra Mundial. Se trata de militares que quedaron en custodia hasta su retiro y traslado a la madre patria en otra nave.
fútbol inglés
Sin embargo es el fútbol una instancia que de forma sombrosa rehace parte de la aventura de los ingleses. Para tal efecto, indagamos en los archivos del señor José “Pepe” Ledezma, reconocido periodista deportivo de la ciudad.
De esta manera el señor Ledezma, dice que la historia de los primeros clubes está marcada por los ingleses y el éxodo de estos a la guerra.
Revisemos:
En 1910 el club Britania se corona campeón del primer campeonato de fútbol federado en la ciudad. Competencia, a juicio de Ledezma, bien organizada, con diez equipos a dos ruedas. Al término de la primera, el Santiago Wanderers, con nueve derrotas, se retira de la justa. No eran los favoritos, pero los albicelestes, con un equipo cohesionado y de mucho espíritu de lucha, se hicieron del trofeo superando a Unión Coquimbo, en cerrada lucha. También se lleva el premio al equipo más disciplinado. Su alineación titular forma con: Eleodoro Rodríguez; Francisco Gallardo y Julio Meneses; Luis Esquivel, Segundo Varas y L. Nichols; Enrique Salazar, Domingo Díaz, Carlos Morales (capitán), Julio Martínez y Vicente Valdés. Reservas, O. Cañete, R. Ledezma, A. Morales y A. Gaete.
Ledezma afirma que Britania fue fundado el 7 de marzo de 1907 por el personal criollo del FCAB. Las reuniones se realizaban en la casa de su presidente en Riquelme 537. Su radio de acción era de Riquelme a Bolívar, por Latorre y hasta Matta y por Iquique hasta Zenteno. Sus mejores valores eran Gallardo y Salazar, seleccionados en 1910 y Varas, Salazar y Morales entre 1912 y 1913, en que vistieron la casaca blanca y celeste, adoptada por la Liga como homenaje a su primer monarca.
el Antofagasta United
Los súbditos ingleses tenían, desde 1907 aproximadamente, un club que se llamaba Maestranza y cambió el nombre a Ferrocarril para competir en la Liga. Otro “en que se hablaba en inglés” fue el Antofagasta United, con personal de las agencias aduaneras, comercio y otras entidades con personal foráneo. Algunas alineaciones tipo fueron: Maestranza. Sinclair; Weetman y Jack; Bates, Sawyer y Hudson; Tustain, Brambley, Cherry, Ward y Hood. Suplentes, Inch, J.R. Ratta y Elliot. A. United. V. Christie: Rickets y Lawson. Bird, Brent y Newbury; Griffith, Burke, Clarke, Lomax y Duncan. Otros, Thompson y Murdin. Entre los árbitros figuraban Carlisle, Brent, Brown, John, Clarke, Burke, Cavagnola y otros.
La influencia inglesa se mantuvo hasta 1914. El inicio de la Gran Guerra se llevó a los extranjeros de naciones europeas al Viejo Continente. El Ferrocarril solo aportó más de un centenar. Sin contar los nortinos que se enrolaron en buques mercantes que llegaban a nuestros puertos. Y muchos de ellos dejaron sus huesos en los campos de lucha, como el multifacético Sidney Burke y el joven Samuel Ratta, integrantes del equipo de la AFA, campeón nacional amateur en 1913.
En 1918, tras un breve receso, se refunda el Ferrocarril F.C., incorporando a todo su personal, llevándose a mucha gente del Britania, como un joven Sebastián Sandoval como dirigente, que muchos años después sería pilar en el reingreso del Britania a la Asociación. Muchos de sus jugadores se fueron a otros clubes, sobre todo a los nuevos que surgían, lo que obligó a su receso en 1936. En 1947 postulan a la AFA pero no son aceptados. En 1962 lo consiguen, con un Sandoval ya entrado en años y se mantienen entre diez a doce temporadas en la organización antes de desaparecer definitivamente del fútbol federado.
“Un club que quiso ser grande, pero no pudo por la contingencia, pero que siempre destacó por la corrección y, por supuesto, su logro de primer campeón perdurará para siempre. Eso no se podrá olvidar”, afirma Ledezma.