La señora Margarita tiene 80 años y siete hijos. Reconoce que se sacó la lotería con Chichi, su nana. Eva Anastasia, de piernas largas, párpados pintados de un tono violáceo y lomo de cargador de feria, es Chichi, de 30 años, la protagonista de esta crónica. Puede decirse que Eva Anastasia es la nana más codiciada de Mejillones.
En la ciudad de alrededor de 10 mil habitantes todos saben que con este tipo de nana uno asegura un aseo cabal. La pronunciación del nombre exprime sonrisas, pero todos coinciden en que es una chica sana y que no se prostituye; un bicho raro entre los transexuales del puerto, acotan.
Sin embargo, a muchos mejilloninos les gustaría experimentar con este nuevo biotipo de nana, que mezcla la fuerza del hombre y la delicadeza femenina.
Chichi, con un metro 70 y algo, afirma la señora Margarita con tono de comercial televisivo de cera líquida, llega hasta donde otras nanas no alcanzan. Con sus zapatos con tacos, la chica se estira hasta alcanzar una figurita de porcelana en lo alto de un estante. Responde que está acostumbrada a desarrollar las labores domésticas con ese tipo de calzado.
La señora, que a estas alturas no limita los elogios para su nana, agrega que una de las características de la mujer es que siempre está bien arreglada.
Chichi, que a ratos se parece a Luli, se acaricia el rostro como para decirnos que está terso. Luego se lleva la mano a sus piernas lampiñas; ningún pelo duro, aclara, cortando el aire con las manos. Los volúmenes en sus pechos son consecuencia del consumo de hormonas, dice.
Chichi saca pecho. Dice que la silicona sólo la ha utilizado para los labios. Se aprieta la boca y nos pregunta cómo quedaron. No parecen de silicona, le decimos; ella pone cara de extrañeza.
Para este encuentro, Chichi se hizo un peinado especial. Los agasajos le hacen ganar confianza, ya no es la misma chica tímida que nos abrió la puerta. Eva Anastasia le hace caritas al fotógrafo. Luego lo invita a que la inmortalice haciendo las camas, terminando el aseo de la cocina o lavando los platos.
La señora Margarita dice que, si no fuera por el detalle de la voz áspera, nunca se daría cuenta de que Chichi nació como un varón. “Para mí ella es una mujer”, aclara la señora con el rostro ladeado.
piropos
Chichi otra vez se encarama sobre sus tacos y dice que pasa el metro 80. La altura claramente la obsesiona. La señorita pasa el trapero con más fuerza; prueba de esto, afirma sonriente la señora, es que el piso de la casa siempre permanece brilloso; a veces como un espejo, lindo.
La Estrella acota que Chichi es la verdadera Míster Músculo. Nos exhibe sus brazos tonificados de tanto sacar brillo. Insiste en que le saquemos fotos en la playa con su nuevo triquini.
-¿La piropean mucho cuando va a la playa con su triquini?
Chichi deja caer su mano hacia delante y afirma:
-Estoy acostumbrada a los piropos (pestañea).
Los ajiacos de Chichi
Otra cualidad de Chichi es la cocina; el ajiaco es lo mejor que prepara. Tiene una sazón especial, de buena cocinera, afirma Margarita, quien luego va en busca de un álbum fotográfico.
Chichi alardea que también se la disputan para cuidar niños y ancianos. Cuenta que comenzó en estos quehaceres con un matrimonio que le confió el cuidado de sus hijos. Reconoce que ese momento le hizo pensar seriamente en la posibilidad de ser madre. Sin embargo, para llevar a efecto ese anhelo debe transformarse en mujer; el dilema es que debe juntar alrededor de cinco millones de pesos. Eso vale la operación en Valparaíso, con el experto en ese tipo de cortes.
Chichi explica la operación con sus manos y reconoce que no le da miedo perder tanta sangre. El asunto es que quedará operativa como una mujer y eso la reconforta; el dolor tendrá su recompensa con el placer, dice arrastrando la voz.
La señora Margarita, que se mueve con dificultad, nos exhibe sus fotos con personajes del circo show de Timoteo. Dice, con una entonación de nostalgia, que le gustaría que Chichi fuera una artista. Eva Anastasia hace unamueca de disgusto y afirma, con tono seco, que ella es más bonita que las feas del circo.
-¿Y algún anciano se le pasó para la punta, señorita?
Chichi se queda pensando y Margarita, responde:
-Muchas hombres la miran desde la reja, es que Chichi tiene unas piernas hermosas, contorneadas (Chichi abre los ojos).
El segundo punto para concretar una familia es buscar pareja. Por ahora, Chichi está soltera, después de una relación que no terminó de la mejor manera. No entra en detalles. Redondea que le gustaría tener una pareja, un marido, y no un amante. Está aburrida que los hombres no la tomen en serio; la toman como una simple amante y después la botan.
Entre risas, Chichi reconoce que a muchos hombres les gusta experimentar con ella, “pero yo siempre hago de mujer”, dice. La señora Margarita asiente con la cabeza y afirma que su trabajadora merece lo mejor: el amor y una familia como debe ser. Eso sí, dice la entusiasta abuelita, extrañaría mucho a Chichi si la abandonara.
Margarita recuerda que una vez la extrañó demasiado cuando Chichi la dejó por un tiempo. Ambas, junto a una hija de Margarita, han permanecido por alrededor de dos años viviendo en la casa del pasaje Angamos.
Con tanto empleo relacionado a la minería o al puerto en Mejillones, a nuestra protagonista se le abrió el apetito. Dice que postuló para el puerto en un cargo para la portería, pero no le fue bien.
Ella aduce que la discriminaron por ser como era. “Me dijeron”, afirma con un tono soprano, “que podía volver locos a los hombres”.
En consecuencia, declara segura, ante la discriminación de que son objeto los tran sexuales, una buena opción para quienes desean llevar una vida sana es trabajar como nana, “pues podemos transformarnos en unas súper nanas”.
Fotos: Seba Rojas.