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El costo de la minería lo paga la pesca

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La casa de madera ubicada al costado norte de la Caleta Constitución siempre está con la puerta abierta. La Lucha, insigne homosexual y que ahora hace de relacionador público, nos dice que esperemos. El viento mantiene crispado al mar; las calaminas suenan.
La Lucha, cimbreante, entra a la morada de Humberto Mella. Adentro hay gente y gatos. Se escucha el cuchicheo. Luego unos minutos de brisa, la Lucha nos hace pasar. Don Humberto está sentado en la cabecera de una mesa larga y gruesa, de palo rústico. Un señor lava los platos; mientras dos gatos observan la escena. Hay detalles en lugar que dan cuenta que la casa se ocupa como sede social. 
Al vernos entrar, un señor de bigotes, moreno, ancho de espalada, se para y se ubica en otro punto de la mesa. La Lucha se sienta al lado del patrón, enciende un cigarrillo y nos presenta al hombre más respetado de la caleta. A un costado de los brazos de Mella, hay boletas, facturas y uno de esos nuevos testamentos que obsequian los Gedeones.
La Lucha, minutos antes, aclaró tapándose la boca con la mano simulando un ronquido, que al hombre no le gusta la bulla.
Humberto Mella es el responsable de la bifurcación de asfalto que se desprende del camino a Juan López, y en especial, del muelle. Su presencia en el lugar data de principio de los años 80. Mella arribó a la caleta como si fuera el chango López. Estacionó su bote y armó un ruco. Junto a nuestro protagonista arribaron otros pescadores. Luego trajeron a su familia y la caleta comenzó a crecer.
Entretanto, el hombre ha recorrido el país pescando. Su tatuaje en el brazo derecho se lo hizo en el Golfo de Arauco. Con propiedad dice que el marisco del sur es más rico que el del norte; esto puede comprobarse en el caso del loco.
El patrón que va por los 70 años, con hijos, nietos y bisnietos pescadores, cinco libros publicados sobre anécdotas de pescadores, dice en voz silente que en este momento ostenta el cargo de tesorero de la caleta y está bien con eso, pues decidió alejarse del protagonismo; aunque, clarifica, es quien cuenta con mayor adhesión de los vecinos y en consecuencia se declara como el líder natural de la caleta. La Lucha, con mirada sumisa, asiente con la cabeza esto último.
Don Humberto, que usa varios anillos de oro en sus dedos, recuerda que fue presidente nacional y mundial de los pescadores. El hombre de ojos verdes y piel mordida por el sol, dice haber estado en 40 países; discurseado en Francia, Asia y en Africa.
Nombra a los ex presidentes Ricardo Lagos y Eduardo Frei, como quien nombrara a los vecinos. Mella es un entendido de las reivindicaciones del sector. Habla de los pescadores como si fueran una tribu, con costumbres propias comparables a los aymaras o mapuches. Por consiguiente le preocupa el futuro de sus nietos y bisnietos, todos pescadores, con la nueva Ley de Pesca. “Lo nuestro es un trabajo hereditario que se trastoca al privatizar el mar”, afirma ante la mirada de los presentes. “No puede ser que siete familias se repartan los recursos”, alega.

contaminación
Manteniendo la voz tranquila, dice que ésta región (Antofagasta) es la más contaminada del mundo. “El costo de la minería deben pagarlo otros sectores, como nosotros,  la pesca (piensa) Aquí hay desarrollo económico a costo de la naturaleza”.
El señor nombra tres casos donde la contaminación es evidente; al igual que la vista gorda de las autoridades.
En la bahía San Jorge en Antofagasta, recuerda, había una especie de piure única en Chile y muy comestible hasta antes de los años 90. Sin embargo la mayoría de este tipo de piure desapareció de las rocas. Dice con vehemencia que Playa Amarilla, ya no se llama como tal, sino que Playa Negra (La Lucha ríe). Se optó por el puerto que por la naturaleza y el turismo.
La Lucha enciende otro cigarro.
Tocopilla y Mejillones, en tanto, padecen por las termoeléctricas. Mella cita un estudio y concluye que en Mejillones están contaminados 70 kilómetros, 4 de ancho y  10 de fondo. Explica, ahora ante la mirada de sus bisnietos, que el cambio en la temperatura de las aguas (más 2 grados) por efecto de las termoeléctricas, provocó la muerte de las larvas y la alteración de la flora y fauna marina. “En 20 años los recursos desaparecieron”.
 El resultado es que los pescadores artesanales de Mejillones deben pescar en la zona que le corresponde a ellos, es decir a los de la Caleta Constitución.
La conversación se interrumpe por la curiosidad de los niños. El patrón dice que se vayan, mientras la Lucha, como tía de jardín, les pide que se porten bien.  Un señor que entra imprevisto, le dice a Mella que afuera los están esperando los universitarios. “Estoy muy solicitado hoy”, dice el patrón.

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