Desconocidos e importantes antecedentes de Juan López, denominado popularmente como el Chango, fueron hallados en el Museo y Archivo Histórico de Quillota.
Tal como fue dado a conocer por este medio hace una semana, aspectos de la vida del primer habitante de Antofagasta pueden investigarse en la ciudad de la Quinta Región; instancia que abre una veta en la reconstrucción de la historia de este apasionante personaje.
La posibilidad de rearmar el rompecabezas histórico de Juan López, la abrió el ensayista Sergio Gaytán, citando una investigación boliviana. Luego La Estrella se comunicó con el historiador de Quillota, Herman Arellano Villarroel, quien corroboró que López pasó parte de su vida en esa localidad, e incluso murió por esos rumbos después de dejar la actual Región de Antofagasta. El historiador afirmó que el museo de Quillota atesora valiosos antecedentes sobre el caminante del desierto.
La curadora del patrimonio de Andrés Sabella, María Canihuante, completó esta parte de la historia yendo a Quillota. Así, el museo de la mencionada ciudad entregó a la señora Canihuante una copia del certificado de matrimonio de Juan López. El documento que pertenece a la diócesis de Copiapó, mantiene un copia en el archivo del museo de Quillota.
En el siglo XIX en Chile, las parroquias oficiaban como registro civil.
Se trata del tomo 26 de matrimonios, página 18, donde aparece la referencia que encaja en la cimentación de la identidad antofagastina.
apellido materno
La importancia del certificado (expuesto a la izquierda) según Sergio Gaytán, es que confirma a Alfaro como el segundo apellido de López; hasta el momento ninguna investigación histórica había corroborado el apellido de la madre del aventurero.
Según el documento de matrimonio, que data del 24 de mayo de 1851, la madre de López se llama Rosario Alfaro y su padre, José López.
De esta manera, continúa el escrito, Juan López Alfaro, soltero; natural de Quillota y domiciliado en Copiapó... “Este último dato sobre las ciudades -afirma Gaytán- es trascendente pues transforma a Quillota como el lugar donde nació López; en contraposición a Copiapó, como se creía hasta ahora en la historia”.
En resumen, lo nuevo es que el primer habitante de Antofagasta, se llama Juan López Alfaro y es quillotano.
Luego el documento hace referencia a la esposa de López, Carmen Zabala; quien puede decirse es la primera mujer que arribó a Antofagasta. Lmujer era viuda del señor Manuel Caballero e hija de Ventura Zabala y Antonia Díaz.
Carmen Zabala, según el acta, nació en Santiago y estaba domiciliada en Copiapó.
El historiador Héctor Ardiles, quien con atención revisó el documento, dice que cuando Juan López llega a Antofagasta en 1866, lo hace con su hijastro. Así, el documento confirmaría este hijastro como consecuencia de la viudez de Carmen Zabala.
Los testigos del matrimonio de López fueron: Tomas Ermosilla, Hilario Corrotea y Paulino Astudillo; el padrino fue Hilario Corrotea y la madrina, Valentina Gómez.
más antecedentes
Fue la curadora del patrimonio Andrés Sabella, María Canihuante, quien se entusiasmó con la posibilidad de reconstruir la existencia del “Chango López” y partió a Quillota.
Bajo un cuadro realista de Luis Núñez que exhibe a la antigua aduana, y en la tranquilidad de su hogar en la Gran Vía -plagado de referencias hacia Antofagasta-, María Canihuante dice que la misión le fue delegada por Sergio Gaytán. “Acepté con gusto”, dice.
De esta manera la señora Canihuante llegó al museo. Tras momentos de preguntas y esperas por antecedentes sobre el primer habitante de Antofagasta, la severa encargada de la sala le entregó el documento sobre Antofagasta. “Son dos páginas y es lo que tenemos sobre Juan López”, le dijeron a la discípula de Andrés Sabella.
María Canihuante, quien es la encargada de las linternas de papel del Mercurio de Antofagasta, reconoce que se emocionó al saber que en sus manos mantenía desconocidos antecedentes históricos. “Es apasionante reconstruir la vida de este gran personaje”, dice.
La señora afirma que hizo los contactos para continuar la investigación en Quillota. “Mi interés fue bien atendido por una investigadora que posee antecedentes familiares sobre los inicios de la minería en Antofagasta”.
Dice que muchos de los primeros habitantes de Antofagasta fueron de la Quinta Región. “Por esto la existencia de registros en esa zona pueden ayudarnos a entender nuestro pasado”, dice.
El otro paso para armar el árbol genealógico de López Alfaro, es a través de las Diócesis de Copiapó y Quillota; María Canihuante afirma que será el próximo progreso en la tarea de reconstruir la historia de nuestro protagonista. “Chango” López seguirá dando que hablar.