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Gurú peruano cuenta su viaje en un ovni

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El señor no recuerda el día ni la hora, pero sí que cerca había un gato que espantó al ver  al hombre que levitaba. El hombre había muerto hace un par de días y ahora regresaba como un Jesús. El divino Luis, el último de los profetas enviados por el mismísimo Dios, se encontraba separado por unos metros del suelo. En el culto aseguran que el primero de estos iluminados fue Moisés, el segundo Jesucristo y el tercero es este chileno, nacido en 1931 Tocopilla y que en 1975 decidió radicarse en Perú. El gato y el hermano Antonio Córdova son testigos de la resucitación del divino Luis. El hermano Antonio, hoy con casi 80 años, dice convencido que tuvo la suerte de ver un prodigio.
Luego Luis se fue para siempre donde su padre, aunque reconoce que ahora el tocopillano sobrehumano estaría reencarnado en China. Hay que tener un grado de escepticismo para escuchar todo lo que dicen estos señores.  
Córdova alojó por tres años en su casa al divino; en consecuencia se transformó en lo que el apóstol Pedro fue a Jesús. Córdova dejó todo por seguir a este chileno iluminado; hoy es la principal voz de un culto que reúne a más de 5 mil seguidores en Perú, y con expansiones en todo el mundo.  
Luis Soto Romero según la agrupación peruana “Alfa y Omega” fue el divino iluminado; un hombre a través del cual Dios envío una serie de mensajes a los humanos; algunos de estos dedicados a los chilenos. Todos esos mensajes se conservan en alrededor de 10 mil rollos; 4  mil de estos se encuentran en el lugar donde estamos ahora, la sede de la agrupación “Alfa y Omega”, en el distrito de Lince, Lima, Perú. Los otros rollos han ido a parar hasta El Vaticano, el Tibet y a universidades.
El hermano Antonio dice que no los han tomado en serio, en consecuencia la humanidad desconoce el real valor de estos mensajes. Son tan trascendentes como la Biblia, dice. Acusan que la prensa peruana se ha mofado de ellos; pero dice que insistirán con la difusión pues el mundo debe conocer la palabra divina.

Ovnis en el techo  
El hermano Eudelio nos recibe en la puerta. Eudelio es moreno, huesudo de unos cincuenta años, usa un prendedor con un cordero en su camisa (como todos los del culto) y resalta que es vegetarino, como todos los que siguen el culto. Tras un estrecho pasillo donde hay fotos de la hermandad, alcanzamos el galpón. Las réplicas de los rollos del divino se esparcen por todos los rincones. En el techo, hay dibujos de planetas azules y ovnis. A un costado a una mujer vende libros, en su mayoría entrevistas al hermano Luis. En los rollos hay dibujos de ovnis y mensajes. Hay gente apostada frente a los papeles. Los leen y miran con devoción.
A una señora no se le mueve el rostro cuando lee. Los rollos parecen abducir.
En un rincón, detrás de los rollos expuestos, me espera el hermano Antonio. Se trata del hombre que quien mejor conoció al divino Luis, además de tener la dicha de viajar por naves espaciales; todo un fenómeno. Eudelio dice que es una oportunidad única que el hermano me reciba; entonces puedo sentirme como un afortunado.  
Me estrecha su mano pequeña y luego me siento. El hermano Antonio, un anciano de mirada aguda, me dice que todos los papeles dispuestos en la mesa que nos separa, son los originales; los escritos del divino. Luis Soto Romero tenía trances a través de los cuales escribía y dibujaba.
Eudelio levanta los papeles. El hermano Antonio dice que cada color tiene un significado, por ejemplo el amarillo es la espiritualidad; el naranja, una profecía a corto plazo, celeste, donde está Dios presente. Las figuras como los círculos también tienen una razón, por ejemplo, el círculo en su juicio cerrado.
-¿Y Dios vendrá con sus ovnis a enjuiciarnos?
El hombre visualiza por el costado los dibujos y extrae uno. En este aparece una nube de naves espaciales que llega a la tierra. –Me quedó claro señor-, le digo.

Viaje en Ovni
Eudelio, entusiasta, le dice al hermano Antonio que cuente su viaje en una nave espacial.
-¿Y cómo es eso señor, usted tuvo la dicha de volar por las galaxias?
El hermano Antonio hace un movimiento leve de afirmación. Abre los ojos y cuenta.
Se ganó el viaje por su trabajo en la tierra. Así un día lo vinieron a buscar. Abordó la nave y el resto fue disfrutar. Todo el interior de la nave es un intenso color violeta. Se eleva, retrocede y se va a las nubes. Ahí estaba Antonio, absorto. Ellos son altamente inteligentes, dice. Han logrado tecnología avanzada, tecnología de Dios. 
Los alienígenas aceleraron el artefacto y lejos quedó La Tierra y el sistema solar. Pronto alcanzó un planeta de la galaxia Trino.
El recibimiento fue como los de Ricardo Montalbán en la Isla de la Fantasía. En el planeta vio dos clases de seres: unos pequeños, rechonchos y juguetones; y otros de dos metros de estatura, altos y delgados. Todos vivían felices y contentos, dice el peruano galáctico. Allá no hay propiedad privada, todo es de todos.
-¿Igual que en La Tierra? 
-La Tierra está en una fase más baja de evolución.
-¿Y ellos se reproducen igual que nosotros?
-Igual que aquí, la diferencia es que a cierta edad todos los niños son criados de manera conjunta. Luego cuando cumplen el proceso de educación son regresados a sus padres.

Allende un profeta
La filosofía del divino y que enseña su culto, Alfa y Omega, es maniquea. Los buenos son los que siguen a Dios, y creen en la doctrina del cordero de Dios, en este caso el tocopillano Luis. Los malos son el imperio norteamericano y los que siguen sus postulados, dice el hermano Antonio. Dice que los estadounidenses han gobernado bajo el amparo de los grises, que son una raza de extraterrestres que son enemigos de Dios. “Ellos dominan al mundo bajo conceptos malignos, sin embargo 108 países pobres, como Perú, China o Chile se levantarán y crearán un nuevo orden, bajo el mandato de Dios y los ovnis”, afirma con tono seguro.
Según el hermano Antonio, más temprano que tarde se provocará el colapso del imperio y se desembocará en una guerra; luego el mundo será pacificado por los Ovnis. Será la oportunidad para avanzar, dice.  
El antecedente anti yanqui de Alfa y Omega, es que el tocopillano Luis formó todas sus creencias en plena época de la guerra fría. Luis era admirador del gobierno de la Unidad Popular. En consecuencia su extraña doctrina es anticapitalista; asunto que queda en evidencia cuando el parsimonioso hermano Antonio, afirma que el reino de los cielos es socialista.
-¿Y Allende era una profeta?
Antonio mueve la cabeza en señal de afirmación y confirma que era un divino profeta.


Chile y Perú
Para el gurú galáctico no es extraño que el último Jesús naciera en Tocopilla, Chile. Tocopilla es algo así como Belén. Y que luego difundiera sus obras en Perú, que es como la antigua Judea. Ambos países, dice el señor, son el futuro religioso de la humanidad.
Perú, sin embargo, es el centro de esta nueva era. Avala su idea la antigua relación de naves espaciales con las antiguas culturas peruanas. Asimismo todos los primorosos mapas del hermano Luis, dan a Perú como el centro del mundo.
-¿Y qué sucedería si Chile desconoce el tratado de La Haya, y ataca a Perú?
-Dios mandaría un terremoto contra el Norte de Chile y lo haría desaparecer.
-¿Dios es peruano?
Eudelio ríe. Antonio dice que Dios tiene un cariño especial por Perú.
-¿Deduzco que los terremotos que han azotado a Chile, son castigos por la Guerra del Pacífico?
El hermano Antonio afirma con un movimiento lento de cabeza. Ahora entiende, dice Eudelio.

Luego de la entrevista, Eudelio me invita al restorán vegetariano “Galaxia Trino”. Le pregunto si los champiñones fueron cultivados en otro planeta. Eudelio, serio, dice que ningún vegetal de “Galaxia Trino”, por ahora, es extraterrestre.    



La mujer que vive al interior de un árbol

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Trepa rápido como una ardilla pues conoce casi de memoria cada rama de este pino medio chato de la avenida Brasil. Algunas ramas son frágiles; le advierte a Seba, el fotógrafo, que repta de manera atolondrada detrás de la mujer.
Ella parece un mico y Seba algún primate grande y delgado. En un par de segundos la mujer y el fotógrafo están al interior del arbolito; comienza la sesión.
El pino parece resistir bien. Es un árbol fuerte, dice la mujer con voz aguda.
Seba apunta rápidamente con su cámara, le roba una fotografía. Vienen más.
La sonrisa de Janette del Pilar Napoli (43 años), dos hijos, es desdentada. El cuadro puede parecer triste si uno suma sus pequeños ojos enrojecidos, sin embargo la mezcla genera encanto; un encanto tierno. Vivir en la intemperie no parece ser un problema para ella; dice, convencida, que disfruta de la libertad.
Para ella la libertad es la calle. Hay que hablarle hacia arriba. Está a un poco más de dos metros. A ratos no parece escuchar bien.
-¿Qué atractivo tiene la calle?
Piensa. Hace un capullo con sus dedos y luego se rasca rápido la pera. Responde que no está atada a nada y eso es un deleite. Se ríe.
-¿Pero no pasa frío?
Dice que si se enferma va al hospital; pero que nunca se resfría y que está curtida.
Janette de un metro y 33 de estatura se acomoda en una silla. Adentro, hay papeles de diario, ropa, bolsas de supermercado y un paquete de galletas. El hueco está limpio y parece ordenado excepto por la posición de una silla. El interior del árbol semeja algo así como un útero. El ramaje es espeso. No entra mucha luz; hay poco ruido. Parece un lugar acogedor, pero no caben tres.
Este periodista pesa alrededor de 90 kilos; un poco más de la suma de los pesos entre Seba y Janette. En consecuencia cualquier intento acabaría con el equilibrio.
La pequeña mujer no tiene idea cuánto pesa, pero calcula que no son más de 40 kilos.  Reconoce que come cuando le da hambre y eso es relativo. La alimentación no es un problema, dice. Luego muestra el paquete de galletas. Ofrece una galleta a Seba. El fotógrafo parece más preocupado de buscar el equilibrio. Hay que saber sostenerse allí adentro; hay técnica, dice Janette con una leve sonrisa dibujada en el rostro.
Janette luego se pregunta por qué razón la gente come tanto. Dice que si comieran menos, podrían habitar dentro de un árbol, como ella.
-Señora, pero en Antofagasta lo que menos hay son árboles; usted es una afortunada.
Mueve la cabeza. Dice que es del sur y que cuando niña jugaba a armar casas dentro de los árboles. Entiende que aquí es puro desierto, pero no se considera afortunada. No le gusta la palabra afortunada. Dice que la suerte le ha sido esquiva.
Luego exhibe su dentadura.
La carencia de dientes es efecto de los golpes de su anterior pareja. El tema no parece acomodarle; el rostro le cambia. Las arrugas cuentan días de sufrimiento.
siesta en el árbol
Para ser exacto, ella no vive en el árbol. Vivía. Janette reside en un ruco junto a su actual pareja por el sector de la Diagonal Sur. Reconoce que no pasa frío. El problema es su pareja que bebe como si mañana terminara el mundo. Por lo menos este señor no le pega.
Sin embargo Janette pasa gran parte del día en la avenida Brasil, en el árbol La diminuta mujer que nació en Cartagena, Quinta Región, se gana la vida limpiando y cuidando vehículos en calle Aconcagua, entre Carrera y O’Higgins. La conocen en el sector. La casa en el árbol está cerca. En realidad uno imagina un árbol más robusto, pero es un pino pequeño, chato, que con suerte alcanza una poco más de dos metros. Lo mejor del árbol es su sigilo.
Dice que gana lo justo durante el día. Trabaja en la mañana; luego descansa y duerme siesta al interior del árbol -eso es sagrado-, y sube al atardecer.
Sin embargo en ocasiones pasa la noche al interior del pino. “Antes lo hacía con más frecuencia, no obstante los pacos se han puestos más jodidos, y te botan”. Por esa razón, Janette prefiere subir al ruco en la Diagonal Sur.
-¿Y algún callejero le ha querido quitar el pino?
-No. Los de por acá, saben que el pino es mío; además que por peso no aguantaría a personas más gordas y grandes.
 -¿Señora, pero también su pino puede ser utilizado como motel?
Janette suelta una risa tímida. Luego afirma que los amantes quedarían con la espalda rasmillada. Saca un ramita y le dice a Seba que la toque. Seba dice que es como lija. No caben, es el juicio tajante del fotógrafo, luego de observar y medir.
-¿Y su pareja, no se ha creído Tarzán?-
Aclara que no tiene nada de Jane. Se mira y ríe. Que ella es Janette de Cartagena. Y que el marido a veces se sube, pero mejor que no lo haga pues anda siempre medio mareado, al filo.
Patos yecos
Ver la vida arriba desde arriba de un árbol, dice la mujer, es una experiencia inigualable. Uno puede ver lo que sucede afuera, sin que te miren. Dice que es esa una ventaja, lo otro es estar en contacto con la naturaleza. “Uno está sobre un tronco, que surge desde la tierra, es como mágico; como los cuentos de hadas por eso, a pesar que la gente diga que soy de la calle; más bien yo soy de la tierra y el aire. Lo siento de esa manera”, afirma.
-¿Y nunca le defecó cerca un pato yeco?-
Un haz de luz se filtra entre las ramas y cae justo sobre el rostro de la mujer. Seba celebra aquel momento y fotografía.
Respecto al pato yeco, nuestra protagonista dice que los conoce desde lejos. No son aves de pinos chatos. Luego Janette hace el sonido de un búho; por lo menos dice que ese sonido lo siente más cerca, especialmente después del atardecer. Levanta las manos y dice que aparecen las aves. Los gallinazos también anda por ahí cerca.
Un auto se estaciona en Aconcagua. Janette se descuelga rápido del árbol y pisa la tierra.

fotos: Sebastián Rojas Rojo  

El mundo privado del escritor Víctor Bórquez

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El perro Snoopy, en todas sus formas, es el actor principal en la habitación de Víctor Mario Bórquez Núñez, 53 años, periodista, escritor, académico de la Universidad de Antofagasta y legendario crítico de cine de El Mercurio de Antofagasta.
 Un cojín del perro sobresale en su cama. Desde el techo cae justo al medio un esqueleto de goma color flúor que parece exprimido de la imaginaría del director de cine Tim Burton. Al costado de la alcoba hay un equipo de música y al frente está el mueble donde reposa el televisor de 28 pulgadas. Hay que ser delgado para alcanzar el lecho del escritor pues antes es necesario zigzaguear por un estrecho pasillo con estantes adheridos a la pared, atiborrados de películas.  Víctor Mario no sabe el número exacto de las películas, pero dice que son varios millones de pesos. La mayoría son películas importadas; todas en orden. Puede decirse que el señor invierta algo así como la mitad de su sueldo en su pasión que es el cine.
En el costado de los estantes otra vez aparece el perro Snoopy.
Dice que la porfía de Snoopy por ser distinto (duerme arriba de su casa, por ejemplo), es la razón que lo llevó a admirar al amigo de Charlie Brown.
En medio de la entrevista, justo aparece el cartero con un paquete para Víctor. Más películas.
Víctor escribe sobre cine desde los 18 años. Piensa y luego responde que si podrían sumar las horas viendo películas, sería algo así como 20 años de sus 53 años. Donde no hay películas, hay libros. Sobresale una colección de biografías de varios directores de cine; ahí está: Ingmar Bergman, el director sueco que es fetiche del crítico.
Más abajo, aparecen algunos de sus libros publicados.
Por ahí, le saco una película del francés Claude Chabrol.  Víctor pide que no desordenemos su colección. Dice que las películas están ordenadas para ser exhibidas en los ciclos que organiza. El orden es una obsesión que puede leerse al ver sus artefactos. Sus varios pares de zapatos, por ejemplo, están lustrados y  dispuestos en un mueble zapatero.
-¿Y cómo aguantas en tu faceta de crítico ver películas tan comerciales en el cine?
Víctor con tono de voz seguro, responde que el oficio de crítico es ver de todo. “La mayoría son películas comerciales pues nunca llegan de las otras”, dice.
El ojo de Víctor no parece descansar. El señor dice que pronto se dedicará a ver los filmes que le llegaron. Por ahora no tiene mucho tiempo. Son varias las actividades que le consumirán las horas. Saca cuentas con los dedos. Hay clases, un ciclo de cine, la presentación de su nuevo libro, el décimo, “Mujeres Suspendidas” y un consiguiente  homenaje a su obra organizado por Balmaceda Arte Joven.
En ese momento, a Víctor le preocupa el hecho que no podrá vender sus libros en el edificio de la Fundación Escondida (lugar donde se desarrollará el homenaje). Eso lo tiene medio enfadado.

Víctor, el escritor
Feria del Libro de Lima, sábado 3 de agosto. Víctor Bórquez está solo en el estrado de la sala José María Arguedas. Pronto presentará su libro de tapa amarilla, “Mujeres Suspendidas”. A excepción de los chilenos –delegación de la Filzic de Antofagasta- que lo acompañan, nadie lo conoce.
Víctor entiende la situación.
El hombre moreno, delgado y mirada profunda, comienza su presentación. A los minutos queda claro que nadie cree más en su obra literaria que Víctor Bórquez.
Con un discurso sólido, logra que el público se interese por este trabajo literario dedicado a la mujer. Termina firmando libros a  los lectores peruanos. Víctor define que lo suyo es la literatura de género.
Retrocedamos al año 1988. Víctor Mario presenta su primer libro, “Primeros Juegos”. Es el primer libro de su trilogía de género gay, que se complementará con “Fiesta de Hombres Solos”, en 2000 y “Función de Trasnoche” en 2005.
Todos son cuentos que resumen vivencias intimistas. La influencia está en el argentino Manuel Puig, en textos como:  La traición de Rita Hayworth y The Buenos Aires affair. También lee al peruano Jaime Bayly, a Pablo Simonetti y Pedro Lemebel, quien a su juicio, presenta al gay desde la marginalidad.
Sabe que fue pionero en este género literario en el norte de Chile, una zona que define de tremendamente machista por esa composición de mineros, militares y portuarios. Doble mérito es empezar en 1988, al final de la dictadura de Pinochet. “Mucha gente me preguntaba por qué escribía del tema, existiendo los tópicos como la pampa y el salitre; sin embargo lo mío era la sexualidad y el mundo gay; ese era mi mundo y fui honesto”, afirma.
Reconoce que uno de sus anhelos es publicar los tres libros, en uno.
-¿Abordaste la literatura de género gay en la trilogía, ahora en “Mujeres Suspendidos” cuentos de mujeres y los hombres, cuándo?
-Los hombres son muy fomes y muy básicos para dedicarles un cuento (ríe).

Víctor, el gay
Víctor dice que ser gay no es tema para él y nunca lo ha sido. No se declara activista ni militante. Reconoce que vive con respeto hacia el mismo y eso le da tranquilidad para afrontar el mundo. “Es sabido vivir con dignidad y contención, en todo caso más interesa validarme por mi obra. Me esfuerzo por ser un buen profesional e intelectual con el propósito que me reconozcan por eso, y no por mi condición sexual”, dice el periodista.
Entre risas, dice que ahora está soltero y disponible. Más allá de buscar un rostro bonito, proyecta una pareja con un plus intelectual con el cual pueda dialogar. “No quiero para mi vida alguien hermoso pero vacío. Yo no soy de ir a discos gays; nunca he ido a una en Antofagasta”, afirma.
-¿Y cómo es el nortino, el antofagastino, según tu experiencia?
-El nortino es cartucho y doble estándar. El hombre, en general, se suelta con los tragos. Luego pela a las mujeres y su pareja.
-...El suyo es un juicio bastante tajante-
-En general, en Antofagasta se vive mucho del qué dirán. Hay otro punto, si la gente no te ve mucho tiempo con una mina comentan.
Es raro que este señor no tenga cuenta en el banco, no sepa manejar ni use teléfono celular.  Dice que le pagan por cheque; “soy a la antigua”.
El día de Víctor Mario comienza a las 5.30 de la madrugada, de lunes a sábado. Y dice que no para hasta las 23 horas, cuando llega a su casa que comparte con su madre. Luego apoya la cabeza en su cojín de Snoopy y ve alguna película.      

foto: Sebastián Rojas Rojo.

Bomboclat y "la generación indoor"

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“Caminé hasta Ossa con Uribe y me enfrenté al desconcierto del centro. Me asomé por Plaza Sotomayor para ver que había: dos pacos hablando con tres tipos de forma incriminatoria. Los esposaron y se lo llevaron detenidos. Mucha gente con poleras de la U, nadie con las del CDA”.
El extracto es de la novela Bomboclat (97 páginas) de Marcelo Cheloi, 28 años, periodista y que se define como especialista en fútbol (es hincha del CDA) y boxeo (lo practica).  Bomboclat es una palabra de una lengua nativa de Jamaica que según el contexto puede significar un insulto o una expresión de sorpresa. La novela, publicada por la editorial Emergencia Narrativa de Valparaíso, fue presentada hace una semana en Antofagasta.
La mayor parte del texto transcurre en Viña del Mar, sin embargo hay alrededor de 10 páginas dedicadas a esta urbe. La familia de Cheloi vive acá. Cheloi egresó en 2002 de cuarto medio del British School.
La novela continúa: “En Antofagasta la gente es tan extraña. No asombra que el reciclaje de personas esté tan estancado. A la hora de hacer amigos importa más el status que la afinidad, así que al final, uno conecta exclusivamente a través de la coincidencia socioeconómica”.
La mirada del protagonista de la novela de Cheloi, Baco, es crítica; puede ser la  mirada de un joven que busca reconciliarse con el mismo. Baco se refugia en una vida de excesos que comparte  con su generación.  Desde un café, Cheloi explica que su generación es hedonista; que las amistades se deshacen en un abrir y cerrar de ojos; que los proyectos quedan truncados porque uno de los amigos optó ganar más dinero.
El mérito de Bomboclat es exhibir, desde adentro, a esa generación que opta por el placer.  En la contraportada del libro se lee que Bomboclat, describe sin contemplaciones cómo es la noche en los ambientes más acomodados de la ciudad.
Baco cultiva  marihuana “indoor” y vende; a veces traga pastillas; Baco escucha música electrónica y eso le permite estar conectado con su interior; a Baco no le cuesta encontrar pareja para tener relaciones sexuales, sin embargo hace el amor con Camila.
 -¿Cuánto es autobiográfico del relato?
Cheloi reconoce que ante cualquier cosa es un observador analítico. Ha visto y vivido.
Dice que su método de trabajo fue absorber experiencias y luego llegar a la casa y escribirlas, “a veces utilizaba la grabadora”.
Marcelo hoy se encuentra en Antofagasta, luego de vivir varios años en la Quinta Región. Reconoce que este último viaje lo reconcilió con la ciudad. “Estoy en un etapa de mi vida más abierta; quiero ir para adelante”, afirma.
En esa percepción del antofagastino que regresa cada cierto tiempo, le llama la atención las rápidas mutaciones de la ciudad y la actividad cultural que se puede sintetizar en lo que será la nueva biblioteca; lugar que conoció.
Hoy le entusiasma desarrollar una serie de proyectos relacionados al periodismo, literatura (entrevista audiovisual con escritores) y música electrónica. En consecuencia ya tiene inscrito un sitio web, que pronto espera nutrir.

Luis Navarro: el fotógrafo que retrató el peor rostro de la dictadura de Pinochet

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Luis Navarro Vega, destacado fotógrafo (Altazor 2010), pregunta a qué lugar irá a parar esta entrevista por la extensión del diálogo. La explicación lo deja conforme.
Hoy vive el conflicto estudiantil chileno. Siente que encendió las cenizas de su generación. En consecuencia está pendiente de las protestas y le preocupan los límites. Sabe que el terror está al otro lado.
-Nosotros fuimos soñadores. Éramos de la generación que pensaba cambiar las cosas. Allende decía que éramos los porfiados. La pérdida de la democracia fue culpa de cada uno de nosotros. La derecha por su trabajo de socavar y la izquierda cometió muchos errores. El Mir cometió muchos errores. El marxismo tiene un sustento ejemplar, pero cuando llegan los hombres arriba se cometen muchas equivocaciones. Había empresas tan bien hechas como las textiles. Sin embargo ahí igual hubo tomas. Hubo mucho infantilismo revolucionario entre la gente de izquierda. El Partido más serio fue el Partido Comunista. Como estaba la guerra fría, a quién iban a culpar. Por supuesto que a los comunistas. A ellos lo empezaron a perseguir primero.  Soy de verdad apegado a la historia  y no hago ciencia ficción.
Navarro habita en el  tercer piso de un departamento en el barrio Bellavista, Santiago. Todo lo que está en su living, sean cuadros, máscaras (que él confecciona) o repisas, tiene un significado íntimo. Si usted conoce su trayectoria, no hallará en las murallas las fotografías de los hornos de Lonquén. Lo de Lonquén lo explica al final de esta entrevista. Sin embargo está la cámara que cambió la historia: una Practika de bordes helados y que suena como alcancía con una moneda cuando la mueven.
Por lo urgente de la contingencia -no se puede ser de otra forma- se descargó mirando el edificio tipo caja de remedio de la Universidad San Sebastián. Tapa la mitad de su ventana. Lo define como el monumento al lucro en la educación.
Sistema colapsado
   -Lo que está pasando ahora es culpa de la Concertación porque no se atrevieron a hacer los cambios. El problema de la educación ya todo lo sabemos. Las familias están hasta la coronilla con los créditos, además de las tarjetas para consumir las cosas diarias. El sistema está colapsado. Hay un desgaste en todo el mundo. Por esta razón mi apoyo es irrestricto a lo que están haciendo estos cabros. Ellos no vivieron la dictadura y en consecuencia no sienten miedo, en cambio nosotros tenemos miedo. Esa es la diferencia y además sus líderes son brillantes.  Cómo alguien puede hablar que no hay lucro. Mira los edificios que hacen (apunta a la Universidad San Sebastián). Si eso no es lucro, ¿qué es? Ahora la salud es otro problema. La mejor salud en Chile está en clínicas privadas. Cómo es posible que a estas alturas del partido los mejores hospitales que hay en Chile pertenezcan a las Fuerzas Armadas y la gente común y corriente debe atenderse en los peores hospitales. Me pidieron de Salud hacer un trabajo fotográfico y no lo acepté pues fue terrible ver en los pasillos a la gente operada. Ver tirados a ancianos que han tenido toda una vida de trabajo. El sistema de salud es una injusticia enorme. No pueden hablar que no hay lucro, en Chile hay un lucro descarado. Los bancos son los mayores beneficiados. En Chile mucha gente no quiere hablar de esto. Yo no tengo esperanzas ni las tendré de trabajar en El Mercurio ni en La Tercera, porque nadie me va a llamar de esos lados.
-Todos saben mi trayectoria. Amigos me ofrecen pega. Tengo la comisión Valech y una pequeña jubilación. Estoy viviendo tranquilo aunque tengo que trabajar hasta que me muera.  
 -No hago clases por principio. No quiero ser cómplice del sistema, aunque puedo dar clases gratis de fotografías si alguien tiene interés. Sin embargo la mayoría de mis colegas está haciendo clases. Cuando fui Presidente de los fotógrafos lo planteé. Hay que tener en cuenta que los  regalones de Pinochet son los dueños de las universidades. No es porque yo lo diga, sino que son años de ejercicio de saber quiénes son quienes.

Antofagastino
Navarro nació en Antofagasta.  Pasó su infancia en el sector de la avenida Brasil. Estudió artes plásticas en la Universidad del Norte a principio de los años 70.  Por esta razón conserva en una  muro (y que queda sobre su cabeza al momento de esta entrevista), un grabado del  pintor Jorge Flores Naveas, su amigo.
-Todavía lamento su suicidio.
   -Yo me críe en el lugar que le dicen el triángulo de la avenida Brasil: entre Salvador Reyes, Esmeralda y Aconcagua. Todos nuestros juegos lo hacía donde estuvo la Universidad Técnica del Estado (hoy el Jumbo) y en la playa El Molino. A Jorge (por Flores) lo conocía desde que éramos chicos. Jugábamos a la pelota. Con los croatas jugábamos básquetbol. Maximiliano Garafulic debió ser como Alexis Sánchez para el básquetbol. Los primeros murales que se hicieron en Antofagasta lo hicimos nosotros. En el Estadio Municipal recuerdo un trabajo donde participó Jorge y Pedro Quiquincha. Era mediado de los años 60. Tengo muchos recuerdos de ésa época.
-Yo comencé pintado.
-El año 1976 me vine a Santiago porque me iban a agarrar. Apenas cayó la gente presa armamos un equipo solidario. Mandábamos encomiendas a Chacabuco (campo de concentración de la dictadura). En Antofagasta quedó la escoba. Fue muy fuerte la represión.  Hasta que me detectaron y me dijeron ándate. Mi único pecado fue ayudar. Fui del Partido Comunista, militante.
Muestra una foto de Rafael Parada, quien era amigo, que se la regalará pronto a su familia. Después exhibe la fotografía de unos gitanos. Podría ser una fotografía actual, pero de los años 70.  En Santiago empezó con la fotografía y para aportar, dice, arribó a la Vicaría de Solidaridad. Explica lo de los gitanos.
Conservo muchos amigos gitanos. Mi interés hacia ellos partió cuando leí que fueron perseguidos por Hitler. Imaginaba lo que  habían sufrido. Un día en Santiago fotografié a tres mujeres. Ellas se molestaron. Días después le regalé las fotografías. Gracias a esto, ellas confiaron e hicimos amistad. Todavía nos vemos (indica las personas en una foto). Estoy muy agradecido de ellos. Cuando fui perseguido por la dictadura los gitanos me protegieron. Habité con ellos en sus carpas. Viví con ellos. Fui de lugar en lugar. Estuvieron conmigo en ese momento difícil y eso se agradece por siempre. Son grandes personas.

hornos de lonquén
- ¿Le molesta que le pregunten lo mismo sobre sus fotografías sobre los cadáveres al interior del horno de Lonquén?
-Sí (arrastra la voz).  Tuve la suerte o la mala suerte de fotografiar cadáveres. No me arrepiento para nada, fue un grano de arena.  Pinochet no cayó por los problemas económicos sino que por los Derechos Humanos. Nosotros como Vicaría fuimos la piedra en el zapato que tuvo. Así que eso fue importante y como me voy a arrepentir de eso, además que yo estaba al lado de los buenos. No obstante Pinochet me cobró lo de Lonquén. Entre 1978 y 1981 me amenazaron constantemente. Fue una presión tremenda. Me siguieron en la calle y hasta me tiraron gatos muertos a la casa. Viví una persecución terrible, pero no me quise virar porque soy porfiado. “Mira huevón, a vos te vamos a acusar de matar a la Virgen María. Con lo que te inventemos te vamos a joder igual”.
-Entre medio droga, tortura y amenazas constantes. Así de valiente era el ejército chileno. A estas alturas miedo no tengo. Siempre he dicho la verdad, que Pinochet es un traidor, un cobarde, un ladrón y un asesino. No me tiembla la pera para decir eso, obvio que no lo digo en todas las entrevistas. Lo digo en el contexto en que se comenzaron a saber las barbaries que se cometieron. Fui muy amigo de José Manuel (Parada). Lo que hicieron con él, no tiene nombre. La cobardía. Hablar de honor del ejército ¿Qué honor?
-El trabajo de la Vicaría refundó la fotografía chilena. En Chile no había fotografía. Los retratos de los desaparecidos para acompañar los recursos de amparo partieron como una necesidad jurídica. Se dio inicio a un trabajo histórico.

Foto: John Yévenes

Almuerzo con los mocitos de la cárcel de San Miguel

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“Buenos días señor”, nos saludo el grupo de mocitos, dispuestos en fila y bien afeitados. Parecen un batallón de conscriptos. Rígidos como si adentro siguieran una doctrina militar. Es sólo apariencia o una tomadura de pelo. Una vez que el gendarme pasa, se sueltan. Hasta ríen. Si uno tuviera ojos en la nuca quizás vería morisquetas y hasta gestos obscenos. 
Mientras menos ruido uno haga, mejor.  Lo ideal es pasar desapercibido. Piola. 
Dentro de la cárcel  hay que saber ubicar la mirada. Lo recomendable no es mirar demasiado a los ojos. El peso de las miradas se siente y molesta. Apabulla, a ratos. Da la sensación que hay poco espacio entre un saludo y un combo. Ni hablar del callejón oscuro.  
Cuando ven al gendarme otro grupo de mocitos queda detenido, algo así como: un, dos, tres momia es.  Son estatuas. Mantienen sus dos manos detrás de la espalda, apretadas, como si protegieran algo. Los más jóvenes usan el corte de Arturo Vidal, o sea pelado como lija por los lados y una cresta de pelo a lo mohicano. Los viejos tienen guata y parecen mejor aseados.
De repente los mocitos se relajan: ¿Usted –nótese el usted- de dónde viene señor? ¿Son periodistas? ¿Son de un diario? ¿De qué diario? ¿A qué vienen? El mayor José Luis Calfuquir, un moreno que inspira respeto, nos saca del medio.
Estos mocitos son afortunados. No pasan las pellejerías de los choros a los que no vemos, pero  sentimos. Los choros están al otro lado de la pared. Los choros son refractarios, o sea no tienen ningún interés por cambiar. Los choros en definitiva son los malos dentro de los malos. Si los choros lo miran feo, usted tiene dos opciones: o le meten tajo a punzón o los transforman en su mocito. Un mocito aguanta todo. Cuando le sacaron los bidones de gas y los anafres, cuanta Calfuquir, los choros no querían comer, pero al final se acostumbraron al nuevo sistema donde un grupo de mocitos seleccionados, por su buena conducta, le cocinan a todos. La revolución alimenticia en las cárceles de Chile  partió para los 1.564 internos de San Miguel.
Por si acaso, para esta crónica sólo vimos choros en la sopa.

Sopa de choros
Seis mocitos medios sudados revuelven tres ollas platinadas de medio metro. Ese jueves le tocó a un par de jóvenes lanzas de cuerpos delgados y flexibles y a un violador algo más viejo, con ponchera cocinar la sopa. Hablan poco entre ellos. Deben estar aburridos de tanto mirarse. Son las 11.30 horas y a mediodía todos almorzar. De segundo, hay reineta a la plancha. Ya vendrá la degustación.
El requisito número uno para ser un buen mocito de los gendarmes es la obediencia. Portarse bien significa no estar al lado de los choros. Difícil. “Hay que estar bien con Dios y con el Diablo”, sopla un mocito de los lanzas, de los jóvenes. Si usted hace buena conducta, entonces podrá optar a ciertos beneficios. Los beneficios están de lado de los gendarmes, los dueños de casa. Un mozo es supuestamente buen amigo de los gendarmes, tal vez eso moleste a los choros. Los roles cambian cuando se apaga la luz o se cierran los candados. Por esta razón, Calfuquir, dice que la mayoría de los mocitos, por lo menos ahí, vive separado del resto de la población penal, o sea de los choros.  En San Miguel los choros son evacuados por las poblaciones La Legua y San Gregorio, especialmente. Los mocitos también vienen de ahí y son ladrones primerizos o soldaditos de los narcos. Los mocitos viejos son en su mayoría violadores o aterrizan por violencia intrafamiliar.
Aclaremos el pabellón donde está ubicada la cocina es como el sector Premium de esta cárcel o lo hacen parecer así. Tan Premium que el nuevo comedor, que todavía no debuta, tiene dos televisores. La idea dice Calfuquir es que con estas comodidades los choros reflexionen y entiendan que pueden optar a una mejor calidad de vida dentro del penal. El problema es que los choros no quieren ser mocitos.  Es medio utópico pensar en que un choro reflexione pero los hay, afirma Iván Palma Rodríguez, 47 años, encerrado con robo por violencia, ex lanza internacional y maestro de las pizzas y tallarines por su experiencia en Italia. “Los choros reflexionan para hacer sus maldades. Los mocitos reflexionan para sobrevivir y salir luego de la cárcel. Esa es la diferencia”, aclara con ironía el laza pizzero.


A poner la mesa

Las ollas industriales hierven. Todo está pasado a choro. La cocina de la cárcel de San Miguel parece una sauna. Es un lugar cerrado como submarino. El piso siempre permanece húmedo, resbaladizo. Es fácil sacarse la cresta ahí y quemarse.
 A un costado del escenario, el cabo Fabián Uval vigila. Uval hace de presentador. No todos los reos hablan con la prensa y ni posan para la cámara. Desconfianzas habituales. Otra vez preguntan ¿De qué diario son? Se hacen rogar, un poco, para las fotos. Al final los mocitos posan.
“Es bueno trabajar acá”, dice Francisco Herrera González (49 años) que ha sido ladrón y violador, esto último según gendarmería. El no lo reconoce. A Francisco, quien mira como si usara ojos de vidrio, le quedan dos años. Francisco observa más que habla. Llegó a la cocina por buena conducta adentro y porque además tenía experiencia en cocina. Una de las últimas veces que estuvo afuera laboró en un restaurante.  De ahí que sepa manejar los cuchillos. Sabe de cortes. Hace una demostración con un tomate, pero éste se revienta en su mano por la presión.
Uval explica que son los únicos en el penal que tienen acceso a los cuchillos. El resto a cucharas y tenedores; sólo para comer. Calfuquir explica que los cuchillos de mesa son los más peligrosos. Son pequeños y por esto son fáciles de esconder. A la vez, estos cuchillos son letales en las manos de los presos cuando le sacan punta; más letales que los punzones cuyo uso requiere más espacio. Las peleas a punzones son como las de los gladiadores en el coliseo. Imagínelas. Los tenedores, en tanto, no son problema porque sólo dejan arañazos, algo así como si a usted le lanzarán un gato en la cara.    
El menú semanal del almuerzo el siguiente (es variable en todo caso): los lunes, fideos con salsa; martes, porotos (legumbres); miércoles, cazuela; jueves, pescado; viernes, pollo; sábado, 100 gramos de carne con arroz y domingo, shapsui. A las 8 horas toman desayuno a base de leche, y en la tarde, cuando se encierran a alrededor de las 17 horas, se llevan un pan con mermelada. En cuanto a alimentación, un reo cuesta a diario al Estado 1500 pesos más merienda (la merienda es el pan con mermelada). Antes del incendio en San Miguel, la alimentación de un reo no superaba los mil pesos.
El ex lanza internacional Iván Palma, que ya goza de salida dominical, dice mientras pone la mesa que sus compañeros mocitos prefieren sus pizzas y fideos. “En Italia con mi trabajo compre una máquina y me la traje para Chile. Cuándo estaba afuera era un éxito. Me lucía.  Fabricaba fideos, hasta que caí por robo” afirma en tono de broma.  

Almuerzo

Los gendarmes mantienen su comedor aparte, pero esta vez nos acompañan a la degustación del caldo de choro en la pequeña sala del submarino. Nos entregan una bandeja de plástico. Los mocitos echan caldo y pescado. Un poco mezquina la ración del pescado, pero es de acuerdo como se mire o  si, por ejemplo, antes se tomó o no desayuno. No lo hice. La sopa sabe bien. Iván Palma dice que a lo mejor le faltó sal. Hay que enfriarla. Mucho calor para caldo. Le digo a Palma que la sople. El gendarme lo mira. Palma sopla. “Estoy acostumbrado. No se preocupe, así funcionamos los mocitos”.  
A todo esto, un grupo de travestis pasa a nuestro lado. Para que se haga una idea: son mujeres con espaldas de hombre y uno que otro pelo huacho que asoma. La mayoría de rojo. Tampoco meten mucho ruido. Los mocitos no las molestan. Se pierden por una puerta a un comedor. Son las 12 horas. Parece que todos tuvieran hambre, pero en la cárcel no se demuestran las necesidades. Los afectos sólo brotan cuando se apaga la luz o se cierran las celdas tipo 18 horas. Una travesti de amarillo más pequeña y algo rechoncha logra una risa cómplice de los gendarmes. La risa distiende.
La reineta está buena. Faltó el tomate quizás. La dieta de los presos es sana. Poco colesterol. Las cocinas hechizas, por lo menos ahí, ya son piezas de museo. Digamos que para que todo esto se lograra, tuvieron que morir 81 personas en San Miguel.  Sacrificio que no fue en vano. Sin el incendio, reconocen los mismos gendarmes, todo estaría igual que antes y en ese lugar donde hoy comemos tal vez habría olor a orín y a mierda.

Pudo haber habido chicha, dice Palma de postre. Calfuquir lo mira, y dice que de lo que sirven surgen los ingredientes para hacerla. La chicha de cana aguanta todo, desde hollejos a excremento. Siempre se requisan, dice el mayor, es la bebida de los choros hecha por los mocitos, es una forma de servidumbre. La sobremesa la cortan los llamados a Calfuquir. Debe estar en otro sector de la cárcel; un sector más complicado. Nos despedimos con el estómago lleno. Los mocitos se despiden con un fuerte apretón de mano ¿En qué diario saldrá esto? Pregunta el que más se arregló el mohicano para el foto. 

La fe hace milagros en cárcel de Antofagasta

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No es lo mismo convivir con un grupo de reclusos evangélicos, que con el resto de la población penal. La vida puede resultar más tranquila, afable si se quiere; sin embargo es necesario cumplir ciertos requisitos. El más importante recibir a Cristo, y vivir como dicen las escrituras. Si no es así; se notará. El capellán evangélico del Centro de Cumplimiento Penitenciario de Antofagasta (CCPA), Roberto Miranda, 53 años, 8 hijos, dice que él es quien elige con rigurosidad a las personas que están comprometidas con la fe.
Los reclusos saludan a Roberto. El nos indica a un grupo. Detrás de la reja, todos están debidamente uniformados, con vestuario de trabajo. Les gusta la idea de aparecer en el diario. Los internos repiten sus nombres: Francisco Pérez, Abraham Ibarra y Leonel Pérez. Un gendarme observa la escena.
El pastor Roberto que pasa el metro 80, con cuerpo de jugador de rugby, dice que en ese grupo todos son cristianos.
Responden que fueron ladrones. Les pregunto a los reclusos si se van a ir al cielo. Me miran y dicen que sí. Uno dice que un ladrón estuvo al lado de Jesús en la cruz, y éste se lo llevó al cielo. Confían en Dios. A diferencia del resto que sólo observa o baja la cabeza ante la mirada de un periodista, los reclusos cristianos parecen amigables.
De los alrededor de mil reclusos del CCPA, 300 son cristianos. Se supone que ellos tienen una mayor posibilidad de reinsertarse a la sociedad. De esa cantidad, 71 “hermanos” habitan en el módulo 51 de la cárcel nueva. Estos 71 son los comprometidos con la fe.
La rutina de los hermanos se inicia en la mañana  con el repaso de la lista. Siguen con oraciones y lecturas de la biblia. Algunos trabajan. Después del almuerzo, viene el deporte (principalmente el ping pong) y luego a seguir con la biblia y las oraciones. De esa manera los hermanos pasan el día.
El pastor habla con vehemencia sobre la restauración. Jesús recibe a todos los que se arrepienten sea cual sea el pecado.  El trata con violadores, abusadores, asesinos, narcos y ladrones.
Roberto afirma que según sus registros en base a 10 años de trabajo, hay 40 ex reclusos, hoy reinsertados como pastores que con éxito mantienen sus ministerios.
iluminada

En medio de un pasillo que enfrenta a dos patios  debidamente enrejados, pasa un trío de monjas. De inmediato un grupo de internos arremete contra las rejas. Las hermanas saludan y escuchan.
Es evidente la relación de confianza que existe entre ambos mundos.
La hermana María Luz de la congregación de hermanas de Santa Ana, resalta que el nuevo CCPA (ubicado en el nudo Uribe) entrega todas las condiciones para generar un cambio en la vida de los reclusos. “Aquí hay vida; se puede pensar en la resurrección  pues parte por lo dignidad”, afirma la mujer.
Posteriormente la hermana se introduce en un comedor. Es mediodía. Un grupo de reclusos almuerza. Los presos la saludan y la monja los bendice. Luego les habla. Rezan.
Trasciende el respeto por este mujer, que es pequeña, delgada y de halo bondadoso por su condición religiosa.
Después de bendecir a los reclusos, la mujer califica de “linda” su experiencia en la cárcel. Es su tercer año de trabajo.  Algunos de los que almuerzan mantienen cierta desconfianza hacia nosotros.
“Ellos han acogido bien la fe; y les ha ayudado a un cambio de vida, permanecen más tranquilos. Creo que han ido aceptando su realidad sin negar lo que han hecho. Ellos tienen claro que deben pagar su condena, pero también la parte humana es valiosa”, afirma la hermana. Dice que es un gran desafío estar presente como iglesia y a la vez, trabajar con sus familias.
Respecto a la relación con los evangélicos, la hermana dice que existe un vínculo potente. “Tratamos de hacer iglesia ambos. Nosotros tenemos la misa el día viernes, donde asisten alrededor de 100 internos. Hacemos catequesis, bautizos y confirmaciones”.
La hermana María Luz reconoce que, en general, con los evangélicos hay un respeto mutuo y ayuda. “Las necesidades espirituales aquí son muchas; intentamos darle cabida a todos”.
Afirma que los jóvenes son los más necesitados de la palabra de Dios. “Las cárceles se llenan cada día más de jóvenes”.
-¿Y trabajan con los homosexuales?
-Aquí no existe la discriminación. Todos son iguales.

vocaciones
El pastor Roberto  cuenta que su experiencia con Dios partió en 1983, en Santiago. Dice que pasaba por un momento de aflicción. Podría haber entrado a la delincuencia, pero cambió su vida. En adelante comenzó una etapa de crecimiento espiritual. En el año 1996, arribó a Antofagasta con su familia. Afirma que desde los primeros días sintió la necesidad o la imposición de Dios de ir a predicar a la cárcel.
En enero de 1996, por primera vez llega al recinto de calle Prat y comienza una relación cercana que se extiende hasta la actualidad.
En 1998, Miranda se hace cargo de la iglesia interna. En 2002, es nombrado como capellán evangélico voluntario por gendarmería de Chile; hasta que en 2005 es contratado. Hoy trabaja. Dice que está lleno de desafíos.
Por su parte la hermana María Luz, afirma que desde pequeña sintió el llamado.
A medida que crecía se adentró en la posibilidad de llevar una vida de santidad. De esta manera decidió hacerse monja.
Reconoce sentirse plena y apasionada con el servicio.
La hermana se apresura para saludar a una mano que brota de una reja. El cariño  emerge para su frágil figura.

foto: Sebastián Rojas.

Ballenas en Mejillones

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El “pate’cacho”, rudo buzo y navegante de los alrededores de Mejillones, dice que la ballena que está frente a nosotros debe medir alrededor de 20 metros. Afirma que es común ver a este tipo de animales por estos días; el miércoles había un par. Ahora son alrededor de cuatro la que circundan el bote de fibra de vidrio en el que navegamos.
Estamos frente a la tranquila playa de  Punta Rieles, al costado de sur de Mejillones.
Las ballenas están a más de 100 metros de nosotros, pero de igual modo exhiben una parte del lomo. Emociona encontrarse tan cerca de estos misteriososo cetáceos.
El “pate’cacho”, nuestro capitán, dice que hace un tiempo un matrimonio  con su hija, nadaron alrededor de una de estas ballenas. Reconoce que fue un riesgo acercarse demasido con el bote pues en ocasiones brotan de repente del agua con la posibilidad de voltear la embarcación. La familia quedó feliz con la experiencia a pesar del riesgo, afirma.

ballena rorcual
 El reconocido biólogo de la Universidad de Antofagasta (UA), Carlos Guerra, después de analizar las fotos dice que se trata de la especie Rorcual o ballena de aleta  del género Balaenoptera (B). En lo específico, dice Guerra, la especie puede ser B .physalus  (rorcual común) o B. bonaerenses (Ballena Minke austral o Rorcual Austral).
La Rorcual es el segundo tipo de ballena más grande.
 Guerra dice que con anterioridad han registrado las dos especies en Mejillones. “Son bastante frecuentes y hay años en que se han mantenido en la bahía y costas de la Península de Mejillones por bastante tiempo”, afirma.
 El biólogo dice  que lo recomendable es que quienes salen en embarcaciones a realizar observaciones, lo hagan según las normas internacionales; las que entre los aspectos principales dicen: “Nunca acercarse a las ballenas de frente, ni de los laterales anteriores; no se les debe interceptar (cortar el rumbo); acercamientos deben ser desde los flancos traseros y en las cercanías, apagar el motor; no se debe utilizar ecosondas o videosondas en las cercanías de ballenas, pues las ondas de estos equipos interfieren con la audición y navegación de las ballenas”.
Aventura
-¿Le han dicho Farkas?
“Pate’ cacho” ríe.  Responde que su apodo es por que caminaba a pie descalzo por las caletas ubicadas al norte de Taltal.
El señor dice que está del año 1976 radicado en Mejillones.
Hoy, el “Pata’cacho”, además de mariscar, desarrolla paseos en lancha por Punta Angamos. Cobra $10 mil por personas. Vale la pena hacer esta aventura que se extiende por alrededor de dos horas.
El mar está tranquilo. Lo primero que aparece  es la boya, que rememora el combate de Punta Angamos, lugar donde murió el almirante peruano Miguel Graú.
Sobre la boya hallamos un lobo marino semental junto a su harén.
Si uno observa hacia la costa aparece la playa Punta Rieles, que se caracteriza por sus aguas tranquilas y transparentes; además de la pesca del lenguado.
El acceso por tierra está remozado. “Pata’cacho” dice que antes, cuando el acceso era difícil, ahí se podía ver un helicóptero y casas rodantes. Lo anterior se explica pues en el lugar veraneaba la familia Luksic. “Luego -dice Pata’cacho- arribaron otros ricos que hacían deportes acuáticos. Cuando apareció la carretera los ricos se fueron”, afirmó.
 Arribamos a un sector conocido como las islas, donde hay una portada atrofiada.
Sobre los roqueríos abundan los lobos y pingüinos.  Los lobos parecen discutir entre ellos. Las rocas, en tanto, están llenas de lapas. “Pata’cacho” dice que abajo hay erizos. Nos ponemos máscara y “al agua pato”.

Inmigración del siglo XX a Tocopilla, clasismo y racismo. Historiador Damir Galaz-Mandakovic lanza nuevo libro

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El reconocido investigador tocopillano, Damir Galaz-Mandakovic presentará este lunes su nuevo libro “Migración & Biopolítica, dos escenas del siglo XX tocopillano”.
El historiador lanzará el texto el lunes, a las 19.30 horas, en el salón de actos del colegio Sagrada Familia de la vecina ciudad.
Aquí le hice tres preguntas sobre su nuevo trabajo.

1. ¿Qué te motivó a escribir sobre la migración en Tocopilla? 


El primer elemento está planteado de modo explícito en el libro, en el sentido de dar muestra de un proceso en manos de colectivos migrantes que tuvieron muchas facilidades para el emprendimiento. (ingleses, yugoslavos, griegos, españoles, estadounidenses e italianos). Pasaron de tener solo pasaporte a niveles de acumulación financiera exacerbados. Sin duda que operaban, y facilitaban esto, el imaginario referido a la supuesta superioridad europea. Partiendo por la diferenciación fenotípica entre migrante y autóctono. Básicamente determinada por el color blanco. Contribuía en ello el proceso de chilenización, que intentó despreciar la figura del nativo, del nuevo nortino,  además de las teorías evolucionistas y positivistas. Ese mismo imaginario, era eurocéntrico, y contemplaba a Europa como cuna de la civilización y desarrollo. Aquello dio paso a una estratificación social muy marcada en la ciudad: hacia el sur vivían los norteamericanos, al norte de la ciudad, estaba “el pueblo” o “el rotaje.

Estos imaginarios y herencia de la Guerra del Pacifico siguen vigentes, es cosa de ver cómo tratan a los peruanos, colombianos y bolivianos. Quienes deben soportar relatos raciológicos que los apartan y criminalizan.  Todo bajo el  supuesto de una sociedad chilena “blanqusina”. Contribuye en ello la historia nacional (basada en mitos oficiales) la escuela, la televisión y la política.


Al mismo tiempo en que se recibía con alfombra roja a los europeos, En estos territorios englobados actualmente en el Norte Grande chileno –incorporados a la nación a finales del siglo XIX después de los conflictos bélicos con los vecinos Bolivia y Perú– los habitantes nativos se transformaron en “extranjeros” para el Estado chileno. Se convirtieron en “los otros” para Chile. Ante ello, en el proceso de “chilenización” que en la práctica significó una transformación cultural profunda expresada en el cambio de nombre de las calles, la implementación de una nueva escuela pública, una nueva iglesia y la presencia del ejército, muchos ex bolivianos tuvieron que huir. Por ello, hablar de migración en el norte de Chile es un concepto que debe ser revisado, o deconstruido al menos cuando hablamos de los peruanos y bolivianos. Porque una línea imaginaria impuesta con sangre derramada no modifica las prácticas y las relaciones culturales entre fronteras.



2. ¿Cuál es el aporte de ésta a la ciudad, en qué se traduce? 


Además de contribuir con las industrias y las revoluciones tecnológicas y mecánicas en Tocopilla, (por ejemplo una de las primeras termoeléctricas en Chile, hace 99 años) el aspecto que más llama la atención, es el aporte al desborde de la ciudad. En el sentido que los tocopillanos, al menos en la primera mitad del siglo XX,  fueron testigos de una inmigración que generó una acumulación financiera inédita en la ciudad. La tecnología casera, el acceso a los automóviles, la arquitectura monumental, los mejores juguetes, la adquisición de productos alimenticios exclusivos, la conservación de frutas y hortalizas en grandes refrigeradores durante todo el año, las actividades de ocio, las fatuas fiestas, las vestimentas importadas, los viajes de vacaciones. En fin, muchos elementos que marcaron una gran diferencia entre el tocopillano, marcado por su morenidad, y el europeo de gustos ostentosos, a su vez diferenciador fenotípico con el autóctono. Acaso, ¿los tocopillanos se sintieron discriminados o desplazados en su propio espacio? Estos inmigrantes se transformarían en el transcurso de su estancia en empleadores de muchos tocopillanos. Transformándose en la elite local, vinculada a la política, comercio y empresariado.

Todo este escenario de carácter multinacional acontecido en Tocopilla, en donde cada una de las colonias de inmigrantes europeos se encapsularon en sus actividades, fue la expresión de una ciudad fragmentada. Los tocopillanos convivieron con una brecha cultural y económica que los distanciaba. Un ejemplo de ello es el desarrollo del beisbol, deporte importado por los estadounidenses, quienes jugaban solamente con japoneses residentes en Iquique. La marginación de estos campeonatos era evidente: a los niños locales sólo les quedaba contemplar estos eventos desde los cerros circundantes.

Por otro lado, el aporte está en constituir a la formación de un imaginario migrante entre los que viven en Tocopilla, lo que les dispuso de un capital social específico en relación a la migración, y que luego ayuda a dar forma y contenido a las migraciones que los tocopillanos realizan en la segunda mitad del siglo XX, al menos a Norrköping y a otras ciudades de Chile.


-3. ¿Qué inmigrantes del siglo XX podría decirse que no se integraron, a tu juicio porque razón?


En primer lugar los chinos siempre fueron estigamtizados. La presencia china se acompañó del surgimiento de una mirada autóctona de desprecio y rechazo, debido a que para algunos tocopillanos estos inmigrantes podían, potencialmente, “degenerar” la llamada “raza chilena”. Los que realmente riñeron con estos inmigrantes fueron los tocopillanos pertenecientes al comercio establecido, ya que los orientales comenzaron a instalar negocios ligados con la venta de carne o con la venta de comida, amenazando, a través de la competencia, las ventas del comercio local. Además tuvieron que aguantar proyectos de ley para expulsarlos, para cerrarles las puertas, la exigencia de un “pasaporte sanitario”, burlas de los grupos de teatro locales, etc.

Toda la hostilidad, hizo que se agruparan, que se organizaran y que buscaran tener legitimidad social. Surgió el establecimiento de relaciones entre ellos y con los chilenos, llamada en la cultura china como “guanxi”, y buscaron la construcción de una “cara” “mianzi”, para obtener un prestigio. Por ello fueron los que siempre andaban realizando donaciones, grandes fiestas, y fueron acumulando grandes riquezas gracias a sus negocios.

Los historiadores también han invisibilización a ciertos grupos, por ejemplo Juan Collao Cerda, trata a los griegos de “baja cultura” de “pobres” “gente rural, sin mayor instrucción”… claros ejemplo de “racismo”, clasismo y quizás de xenofobia…


fotos: 
1. chinos de Tocopilla.
2. gringos de Tocopilla. 
3. portada del libro.

El Tesoro Rojo desenterrado después de 40 años

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Lautaro Villegas, de alrededor de 40 años, con tristeza decidió deshacerse de sus libros. Villegas al igual que sus vecinos armó una hoguera en el patio de su casa. Luego arrojó con delicadeza como quien se desprende de algo trascendente, uno a uno textos de editorial Quimantú o el libro rojo de Mao; luego lanzó obras enviadas desde la ex Unión Soviética (URSS). El humo brotó tímido desde los patios de la población Oriente. Eran los días posteriores al 11 de septiembre; momentos en que habían comenzado los brutales allanamientos en busca de cualquier indicio del derrocado gobierno.
La población Oriente durante la Unidad Popular era un reconocido refugio de izquierda; por eso la represión fue mayor en el sector.
El reconocido documentalista Omar Villegas, por esos días bordeaba los 18 años.  Recuerda que su padre quemó en un lapso de dos días, alrededor de 300 libros. Pudieron ser más, dice Omar con rostro de duda desde su casa ubicada en la calle Zenteno.
Lautaro Villegas era comunista. Omar dice que su padre era intelectual y en consecuencia leía de todo y mucho. Le agradaba leer revistas del cine que se hacían en la URSS, en China de Mao y Cuba de Fidel Castro. Otra pasión de su viejo, dice Omar, era la filatelia. Un amigo suyo que estudiaba en la Universidad Patricio Lumumba de Moscú, abastecía a Lautaro Villegas de libros, revistas y principalmente de estampillas.
Omar recuerda que su padre no quiso incinerar sus textos de cine y estampillas. Por esta razón excavó con la ayuda de sus hijos un hoyo de un poco más de un metro de profundidad. Luego enterró dos bolsas plásticas en un sector del amplio y terroso patio de su casa con revistas, libros y estampillas; era el tesoro de Lautaro.
Carabinero amigo
Omar Villegas recuerda que antes del golpe, la población Oriente destacaba por su organización. La mayoría de los vecinos mantenía la esperanza de un cambio profundo en el país. Los pobladores proyectaban su vida con la Unidad Popular.
Sin embargo la poesía del idealismo, dice Villegas,  se vino abajo.
Una de las imágenes más estremecedoras del 11 de septiembre en Antofagasta, recuerda Villegas, se produjo durante el tarde cuando una lluvia de balas trazadoras impactó en el edificio de la CCU, ubicado en la calle Zenteno –varias cuadras  debajo de la casa de los Villegas-. “La ciudad oscurecía y el tableteo de las ametralladoras no cesaba hacia la CCU, que había sido allanado días anteriores y en donde dicen habían obreros armados.  En la noche el tiroteo fue más escaso y esporádico, sólo se sentía el vuelo rasante de un helicóptero que  con potentes reflectores iluminaba el sector, mientras los vehículos militares  pasaban con rapidez de un lado a otro seguramente  transportando tropas armadas  hacia  las   poblaciones. Nosotros, en tanto, permanecíamos agazapados por los techos acarreando los sacos de pintura, brochas , resmas de papel , banderas , documento, un mimeógrafo y  la única  arma que teníamos, una Browing calibre 38”.
El traslado en pleno toquede de queda se hizo por dos patios colindantes, hasta llegar a la casa, desde allí había que sacarlas a la calle por Zenteno y llegar a Arauco hasta la casa  de un carabinero amigo de infancia  y leal al gobierno derrocado.
“Poco a poco, agazapados  y ocultos  por la oscuridad de la noche llegábamos hasta la enorme puerta de tablones y  jalábamos de una pita que se asomaba por un orificio, accionando la chapa, y en silencio entrábamos hasta  el sótano de la casa bajo un piso de tablones siempre embetunados de petróleo quemado mientras todos dormían o se hacían los dormidos en complicidad con nosotros”.
Dice que algunas veces esquivando los camiones militares , y ocultándose en antejardines y en zanjas y montículos de tierra de la construcción del alcantarillado, un grupo de pobladores de la Oriente (con Villegas en el medio) seguían transportando los sueños rotos en medio de balas trazadoras.

Amanecer del 12
El amanecer del 12 fue más tenso que el día  anterior, recuerda Villegas.
“Despertamos por  el ruido  de un helicóptero  que en vuelo rasante disparaba y  luego una explosión cerca de la avenida Circunvalación al borde de los cerros que rodean la ciudad (bombardeo de una avión de la FACH a una mina donde supuestamente había subversivos), mientras en las radioemisoras  intervenidas  y otras voluntariamente, sonaban los himnos y marchas militares, interrumpida de vez en cuando  por los bandos  amenazantes del nuevo  régimen y una que otra canción de los Huasos Quincheros o la Ginette Acevedo”.
El documentalista dice que mientras algunos brindaban con champaña , por la avenida Cautín -hoy Avda. Rendic- embanderada por   los partidarios del nuevo régimen, pasaban los camiones militares repletos  con detenidos hacia el Sokol, convertido en campo de prisioneros temporal.
“En la parroquia  de la Población Oriente los padres Juan y Bernardo,  curas obreros  Belgas ,  conocedores del horror Nazi , repudiaban el golpe y nos ofrecieron protección y sacarnos del país, la negativa nuestra fue rotunda desde allí. Desde la misma parroquia   organizamos la resistencia primero recopilando información sobre nuestros amigos y compañeros y luego iniciando contactos, incluso con los  detenidos de los primeros días , sacando información desde la cárcel en cajas de fósforo y cajetillas de cigarros  en clave”.
Recuerda que el terror era inminente y en cada hogar se vivía una incertidumbre; se dudaba de los vecinos,  de los familiares de los amigos se quemaban libros afiches, discos, documentos, fotos, todo era una pesadilla , se derrumbaban sueños y utopías.
“En el Mercurio de Antofagasta donde trabajaba mi padre había un policía de punto fijo y se revisaban, íntegras, las tiras de prueba antes de imprimir; la sede de la Universidad de Chile donde yo trabajaba también estaba intervenida por grupos de militares  que recorrían día y noche el campus. Todos éramos sospechosos”, dice.

El tesoro rojo
A pesar de todo, Villegas se mantuvo en Antofagasta. En una ocasión lo fueron a buscar. Recuerda que llegó una camioneta con agentes, acompañados de un personaje conocido como “Yayo”, al que Villegas reconoce como “sapo” (delator). Los vecinos lo alertaron antes del hecho, y pudo huir.
Posteriormente la trayectoria de Villegas, tuvo ligada la Iglesia Católica y a la Unión de Comunicadores Cristianos -quienes registraban lo que eludía la prensa oficial-.
Hace un tiempo; en momentos que la población Oriente se hace cada vez más estrecha con las ampliaciones de las casas, Villegas apeló a la memoria y halló el lugar donde su fallecido padre enterró las dos bolsas con  revistas, afiches y libros de la época de la Unidad Popular. “Dice que fue un momento extraordinario”.
Hoy el material sobresale de una repisa. Villegas saca un afiche de la época que dice: “En esta casa todos estamos con Allende”.

Fotos: Sebastián Rojas Rojo.




El desquiciado carneo de una ballena

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En fila y como hormigas pobladores marchan sonrientes a sus hogares con trozos de carne y grasa de ballena.
Para los niños el carneo es una fiesta; algo extraordinario, de ahí su ánimo curioso y festivo. Entre moscas, perros y jotes, los chicos se pintan con sangre y juegan a ser pieles rojas. Cuando pueden ensartan palos afilados o fierros en la carne fláccida, mientras sus padres, machete o sierra en mano, siguen cortando.
Parecen pigmeos faenando a un elefante.
Surge el rumor que el aceite de ballena tersa la piel; que rejuvenece. Algunas mujeres le inyectan jeringas a la pulpa de ballena con el propósito de hallar ese líquido de la eterna juventud.
Es mediodía y el cachalote que varó la noche anterior en la playa. Bajo la población Los Pinares se ha transformado en una gran masa viscosa que cuelga sobre huesos pelados. Las vísceras parecen intactas pues al parecer a nadie se le ocurrió que éstas sirvieran para algo.
 La policía y los marinos, en un principio no saben qué hacer; después se retiran  sin intervenir.
 Ese día de primavera de 1996 oscurece el perfil de la ciudad. Antofagasta es noticia por un desquiciado acto. Las imágenes recorren el país. El mote de salvajes pena por varios meses a los antofagastinos.
El fotógrafo Arturo Miranda vive todo el proceso. Se instala en la noche en la playa, y con algunos intervalos (usa cámara con película fotográfica), desarrolla su labor hasta el otro día. Reconoce que el animal estaba vivo cuando empieza el descuartizamiento.
“Yo llegué como a las 12 de la noche; el animal respiraba. Hubo gente que hizo esfuerzo para devolverlo al mar. Intentamos empujarlo, pero no pudimos; se necesitaba una grúa o al algo así. No eran kilos sino toneladas. Trataba la gente de hacer hoyos en la arena, para sacarlo, sin embargo pegaba sus coletazos”.
Miranda se reconoce comprometido con las causas ecológicas y en consecuencia su aparición responde sólo a registrar el rescate de la ballena y ayudar.  Sin embargo pasan las horas. El rumor de que una ballena está varada se extiende por las poblaciones colindantes.
De madrugada hay un cambio de personas. Pronto los recientes observadores regresan portando cuchillos y machetes. El cetáceo permanece vivo, agonizando, según el relato del reportero gráfico.
Minutos después comienza el salvajismo.
-¿Y usted no hizo nada para detenerlos?
Miranda mira fijo y dice que era imposible. “Intenté persuadirlos sin embargo no me hicieron caso. Portaban cuchillos. Preferí tranquilizarme; luego me inundó la pena, me corrieron las lágrimas. No podía hacer nada ante un millar de personas en el lugar. Era yo contra ellos”.















locura colectiva
Miranda se sienta sobre la arena y observa. Dice que la motivación no era el hambre, sino que era la avaricia de quedarse con el trozo más grande. “Pensaban  vender la carne; imaginaban que valía mucho dinero. Unos hablaban de importarla a Japón, donde pagaban bien y por eso llenaban baldes con lo que parecía grasa”.
De algún modo la hipótesis de Miranda, se confirma cuando horas más tarde capta un trozo de la ballena en el terminal pesquero.
Miranda dice  que tan potente era la  locura en ese momento que los marinos se vieron sobrepasados. “La Armada pudo haber salvado a la ballena;  me imagino haber conseguido un remolcador y  puesto una soga para arrastrar el animal mar adentro. Hubo desinterés por parte de las autoridades de la época y es que nadie proyectó como terminaría el asunto y qué significaría para la ciudad”.
-¿Qué le impacta más a usted?
-La estupidez de intentar extraer aceite de ballena con jeringas para hacer cremas para la cara; todos daban recetas diferentes. Me impactó que los chicos jugaran con la sangre de ballena y entre los restos de ésta, a vista y paciencia de sus padres. Algunas chicos saltaban sobre el animal. Para los chicos era un trofeo tener algo de la ballena. Hay uno que aparece con un diente en la mano y una sierra en la otra mano.  Un anciano llega con una bolsa de papa y le dice al teniente si le permite sacar un pedacito de carne de ballena para la casa. Aparecía gente de todos lados.

Registro
 Arturo Miranda logró registrar todo el proceso. Parte de su trabajo salió en la edición de La Estrella de aquella ocasión.
Sin embargo lo que valora Miranda, es la posibilidad que su material fuera utilizado para concientizar sobre el medio ambiente. “Me invitaron a un congreso latinoamericano en Viña del Mar sobre cetáceos marinos. Fui en representación de la asociación de scouts de Chile y con el apoyo del biólogo Carlos Guerra.
Las imágenes se expusieron en la Intendencia de Antofagasta. El profesor Luis Torti Rivera, hizo un cuento que denominó “Había una vez una ballena”.
A su vez, el registro fotográfico y de video que logró Miranda, fue editado por el documentalista Omar Villegas (Las imágenes extraídas para esta crónica pertenecen a ese trabajo).
-¿Qué lección saca de todo esto?
-Hay mucha ignorancia. No culpo a la gente  que bajó como una jauría salvaje por esa actitud sino a  la carencia de educación. No tenemos la preparación en los colegios y familias, de que todo ser viviente se merece el respeto y sus espacios. Creo que si una ballena como esa vara hoy en la costa antofagastina, quizás otra vez nos repitamos el plato.
Cuando sólo quedan vísceras del animal, Miranda decide retornar a su casa. El hombre se retira triste y cabizbajo; derrotado.
Después de varios días las entrañas del cachalote expelen mal olor. Miranda dice que la misma gente que descuartizó al animal, ahora pide a la municipalidad que retire los restos fétidos de la playa. Ahora eran escrupulosos.

Crítica a mi novela Namazu, aparecida en LUN

Programa Premio Bolaño Arica 2013

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Martes 15 de octubre 2013

Hora Actividad
09:30 – 10:30 Conversatorio con Hernán Rivera Letelier
“¿Cómo surge el interés de los autores por la escritura?”
Invitados:
Escritores regionales.
Ganadores del Concurso.
Jóvenes participantes de talleres literarios.
Comunidad artística regional
Lugar: Hotel Savona

11:00 - 12:00 Ceremonia Premio Roberto Bolaño a la Creación Literaria Joven, del
Programa de Concursos y Premios Literarios de la Secretaría Ejecutiva del
Consejo Nacional del Libro y la Lectura.

Programa:
- Audio palabras de Bolaño
- Presentación grupo musical Ataque Polaris
- Palabras Ministro
- Cápsula audiovisual “Escritores dicen sobre Bolaño”
- Palabras Hernán Rivera Letelier
- Capsula presentación ganadores categoría poesía
- Entrega de diplomas
- Capsula presentación ganadores categoría cuento
- Entrega de diplomas
- Capsula presentación ganadores categoría novela
- Entrega de diplomas
- Palabras de cierre
- Presentación final del grupo musical “Ataque Polaris”
12:00 – 12:30 Fotografía oficial premiados
Lugar: Teatro Municipal de Arica


17:00 – 19:00 Recepción y presentación de la actividad

Mesa de dialogo. (45 min.) - Lugar: Auditorio Universidad Santo Tomás.
“Literatura y Edición” Transformar el material literario en LIBRO.
- Participan en la mesa:
Victor Ruiz
Daniel Rojas
Claudia Apablaza
Cristóbal Gaete
- Moderador:
Oscar Barrientos

Coffe (15 min)

Jurado Expone Acta de Adjudicación. (60 min)
Recepción y presentación de la actividad.
Los jurados dan cuenta del universo literario que les llegó en cada género (3)
-Tópicos
-Tesituras
-Técnicas de escritura
-Estilos
-Modas
Los ganadores hablan sobre sus proyectos escriturales.
-Qué escribió cada uno
-Cómo lo escribió (técnica de escritura)
-Referentes literarios
-Obsesiones y finalidad (¿porque escribe lo que escribe?)
Lugar: Auditorio Universidad Santo Tomás.



Miércoles 16 de octubre de 2013
Hora Actividad

11:.30 Salida a la ciudad de Tacna
12:00 Fotografía grupal en la frontera Chile – Perú.

14:00 – 16:00 Almuerzo y Sobremesa Literaria – Diálogo en torno a la narrativa Latinoamericana Contemporánea. Literatura y fronteras
Participan: Francisco Ovando, Gabriela Caballero, Juan Torres Garate, Claudia Apablaza, Pablo Toro

Premiados,
Escritores regionales
Escritores Tacneños
Autoridades
Lugar: Club La Unión



19:00-22:00 (hora Perú) Café Zeit de Tacna– Lanzamiento del libro Nunca Salí del Horroroso– Relatos sobre la violencia en Chile, participan Pablo Toro, Claudia Apablaza, Oscar Barrientos Bradasic, Rodrigo Ramos Bañados y Cristóbal Gaete. 

Chilenos llenan hospital de Tacna destinado a peruanos pobres

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Mauro, 45 años, casado, no quiere que sus renacuajos cumplan su objetivo. Su mujer no desea hijos; él, tampoco. El  hombre mira al cielo cobalto que cubre Arica, mueve sus hombros en círculos, y replica que  cuando sus descendientes cumplan la mayoría de edad; sus padres estarán demasiado viejos y quizás enfermos.   En consecuencia, el hombre de barba desparramada decidió anudarse  los tubos que conducen el semen; trámite que la medicina denomina: vasectomía.
Le brillan los ojos cuando dice que se ahorrará una buena cantidad de dinero. Con su sueldo de profesor no le alcanzaría para darse ese lujo en Chile. Con los dedos se da toquecitos en la sien como pianista y calcula más de 500 mil pesos.
Luego critica al sistema de salud. Epítetos le sobran para tildar a las isapres. Otra lluvia de palabras generosas contra los médicos; en síntesis, nuestro entrevistado piensa que la salud en el país es un asco.
Este ariqueño quien escribió un libro de poemas denominado “Escupe”, enumera las bondades de la salud del país vecino: tres veces o hasta cuatro veces más barato; rapidez en la brecha exámenes y diagnóstico y buenos profesionales.  Tantas maravillas al otro lado de la Línea de la Concordia, provocan sospechas.
Por esto cruzamos la frontera y ahora él cotiza la operación con un urólogo en el hospital de la solidaridad de Tacna; un hospital destinado a peruanos pobres e indigentes.

Mall hospital
El taxista cuenta que mis coterráneos arriban en bus al hospital. El ir y venir de chilenos enfermos, repite con ironía, le hacen deducir al hombre que en Chile la medicina es un privilegio; no es el único que piensa lo mismo.
Este reportero en un lapso de casi tres horas se atendió con un oftalmólogo y logró unos lentes; todo por 20 mil pesos. En Chile el hostigoso procedimiento para unas gafas es: isapre, consulta y luego óptica. En un par de días recién aparecerán los lentes.
El taxista cree que es injusto que los chilenos se atiendan en un hospital destinado para peruanos pobres.
El hospital de la solidaridad tiene techo de gimnasio y distribución de mall. Lo que en Chile pueden parecer tiendas de comercio, aquí son las especialidades médicas: ginecología, urología y cirugía plástica, entre otras: sólo acogen procedimientos ambulatorios.
La atención es de 7 horas a 19 horas; incluido el fin de semana.
Mauro consulta por su obsesión. Le dicen que espere. Se sienta y ve televisión: es un programa peruano de concursos parecido a Yingo. La mayoría de los pacientes son chilenos. Un par de peruanas hacen la diferencia por sus polleras andinas.

40% chilenos
La secretaria del director afirma que el licenciado Denis tiene poco tiempo, pero de igual manera me atenderá. Son las 14 horas.
Denis Huamanlazo Ordoñez es hace cuatro años el director del hospital. Dice que no le extraña que un periodista chileno le consulte por este hospital pues mis compatriotas -remarca las sílabas- vienen desde Arica, Iquique y Antofagasta; también le han llegado de Valparaíso y Santiago.
El hombre que parece mezquino con las palabras dice que el 40% de las atenciones  son para chilenos; pero que la cifra se eleva los fines de semana alcanzando un 50% y hasta un 60%.
-¿Y no considera que es una frescura  que los chilenos vengan atenderse acá?
Sin despegar la vista del computador, el hombre dice que el concepto del hospital es la solidaridad y en consecuencia se deben atender a quien lo necesita. “No hacemos distinción de personas ni nacionalidades; el hospital de la solidaridad es para todos”.
Denis declara que conoce el problema de la salud en Chile. Recuerda la imagen de un hospital colapsado. Se rasca la pera, y afirma que en Perú, el acceso a la salud es más igualitario. El taxista había dicho lo mismo antes:  otro orgullo de Perú son sus hospitales. En Tacna hay tres (para un población de 250 mil habitantes).
Huamanlazo responde que hasta el momento los peruanos no se han visto perjudicados por la presencia de los chilenos.
-¿Y no le reclaman sus compatriotas cuando antes de ellos se atiende un chileno?
-No. Aquí como es frontera se vive un clima de confraternidad. La relación con Arica es complementaria.
Le explico que el hospital es conocido en Antofagasta y en consecuencia mucha gente viaja para ahorrar costos. “Nosotros no podemos hacer nada, atendemos a quién sea; no hacemos discriminación”, insiste.
Le digo que con esta crónica vendrán más chilenos. Que vengan, dice  Huamanlazo.
Mauro dice que le fue bien. Alrededor de 60 mil pesos le sale taponear la cañería. En 48 horas habrá un poeta estéril.  

Antofalombia: la ciudad de la furia llega a oídos de Radio Macondo

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Una radio colombiana pide que expliquemos la furia contra ellos, a propósito de la última manifestación en contra de los inmigrantes que han llegado a la II Región. Lo primero que se viene a la mente es la frase del intendente de Antofagasta, Waldo Mora: “Los colombianos destruyen matrimonios”. Silencio al otro de la línea. Le aclaro que no es una política de Estado y explico que el intendente a veces se sobrepasa en sus declaraciones. Lo comparan con Chávez. Ríen. La conversación continúa.
Luego repasamos los prejuicios comunes contra los colombianos. El hombre de la radio se entusiasma. Escucho una sonrisa al otro lado de la línea. El hombre culpa a Pablo Escobar de todo eso. Se convence de que el narcotráfico es un estigma para los colombianos. Hace una imitación de Pablo Escobar. El hombre de la radio es histriónico, parece relajado.
Le describo la calle Condell, el barrio rojo. En la madrugada es fácil hallar drogas, cocaína en bolsas de 10 mil pesos. Detrás de la venta hay colombianos, afrocolombianos. Por ese pequeño y visible grupo pagan todos los paisas de Antofagasta, le digo. Quizás la policía no hace bien su trabajo, afirma.
Antes de seguir con calle Condell, el hombre me pregunta por las riquezas de Antofagasta. La imagina como una mina de oro, quizás como el viejo Potosí. Le digo que es una aspiradora de humanos. Hay trabajo y pagan mejor que en el resto de Chile, pero es caro; a veces se crea una imagen de humo.
Le digo que el paisa más influyente de la ciudad es  Edgar Basto, el presidente de Minera Escondida. Me pregunta sobre este señor; le digo que sólo lo conozco en las fotos de la vida social. Es un impenetrable.
Al hombre le gusta repetir la idea de que hay trabajo por estos lados. Le digo que hay periodistas trabajando por acá, en los medios. Dice que hay sectores de Colombia donde el empleo escasea: Valle del Cauca o Cali y Buenaventura. Hablamos de la guerrilla y le digo que aquí no han exhibido “Los Tres Caínes”, la última teleserie narco.
Con una metralleta apuntando es comprensible el éxodo, me dice el hombre de la Radio Macondo.

Con una pierna menos
A veces pasan la frontera a la mala, por Bolivia. Hay largas filas en extranjería para regularizar los papeles. Antofagasta no estaba preparada para recibir a tantos extranjeros.
En las paredes de extranjería hay rayados xenófobos. Los borran y aparecen, siempre. Radio Macondo me dice que especifique los rayados. Le digo: “Váyanse colombianos narcos y esas cosas”.
Los paisas se amanecen junto a peruanos, bolivianos, argentinos y paraguayos. Hace poco en Chacalluta, Arica, a un colombiano le negaron la entrada. El tipo pasó por un campo minado. Lamentablemente le reventó un explosivo. Llegó a Chile con una pierna menos, casi desangrándose.
Los colombianos son los más cuestionados en Chacalluta. Le explico qué es Chacalluta.
Llegan y se instalan en campamentos en la periferia de Antofagasta. Le cuento que en los campamentos son discriminados por los chilenos. Le cito a la señora Berta Arboleda, de Buenaventura, que vive con 16 inmigrantes afrocolombianos en el campamento Víctor Jara, justo donde comienza un cerro. El paisaje es: arena, perros que gruñen, nubecillas de moscas que buscan los orificios de las orejas y el perpetuo zumbido de grillo que emiten los cables de las torres eléctricas.
Desierto, dice el hombre.
Le cuento que los vecinos chilenos les pidieron  a los afrocolombianos que se alejaran del campamento que lleva el nombre del autor de la canción “La toma”.  Éstos piensan que los colombianos les quitarán la posibilidad para conseguir casas. En general los discriminan, no quieren extranjeros cerca de ellos.
Paso Infierno
Le cuento que con el paso del tiempo y la regularización de los trámites, algunos de sus compatriotas salen de la pobreza. Emprenden con peluquerías, juguerías y locales de comida. Le expongo el caso de Wilsen Inostroza, dueño del pub “Paso Infierno” y dos restoranes de comida colombiana. El hombre se siente agradecido de Chile. “Paso Infierno” es el centro social de la comunidad colombiana en Antofagasta.  En la noche es discoteca. En el  día están conectados a Colombia a través de la televisión satelital. Allí se bebe cerveza Águila, bien helada. Radio Macondo me pregunta si es mejor cerveza que las chilenas; “es más suave que la Escudo”, le respondo. El local reunió a más de 100 colombianos para el partido donde la amarilla clasificó al mundial.
-¿Y la gresca porque se produjo?
-Porque la policía no proyectó que se produciría un problema.
Le cuento la historia de la familia Landazuri Montaño, de Tumaco, que pasó sus siete hijos por un paso fronterizo ilegal. Ellos venían escapando de la violencia.
El padre estaba amenazado. Ellos todavía tramitan la calidad de refugiados; por ahora, están indocumentados.
La otra razón de los inmigrantes es que aquí encuentran tranquilidad para trabajar. Los Landazuri venden papas rellenas y frutas.  Quieren quedarse aquí, sea como sea, a pesar que no tienen permiso.

Afrocolombianos
Le digo que los colombianos no son la comunidad de extranjeros más numerosa en Antofagasta, pero sí la más visible.  Los colombianos se hacen notar, por esto a la ciudad le llaman Colombiagasta o Antofalombia. La mayoría de las mujeres son bellas; sus traseros bien formados atrapan miradas. Quizás eso despierte celos y envidia, afirma el locutor. La colombiana no tiene problemas para exhibirse. Le cito lo que me dijo una chilena que vende jeans: “son lindas, desinhibidas; a veces ni siquiera ocupan el probador. Se desvisten a la vista”.
Le digo que algunas trabajan en locales nocturnos, en la calle Condell. El locutor regresa a la idea: por una, pagan todas.
Viviana Cuervo, por ejemplo, es rubia y modelo profesional. Le va bien. La mujer califica su experiencia aquí como maravillosa. Le digo al locutor que ella fue contraportada de La Estrella en los días previos al partido con Chile. Esto generó críticas por las redes sociales contra el diario, por no poner la foto de una chilena. Le digo que Viviana nunca se ha sentido discriminada en el país. Es que el cabello rubio marca el límite. Viviana reconoce que, al igual que en Colombia, los rubios son mejor recibidos que los morenos.
Vuelvo a la señora Berta, la del campamento. Le digo a Radio Macondo que esta señora me dijo que  los empresarios prefieren a los colombianos blancos hasta para trabajos de aseo; es decir, el afrocolombiano la tiene tres veces más difícil.
Le digo que las fricciones se pasarán con el tiempo.
La idea no convence al locutor. Quizás en unos años más, a lo mejor en el Club de Deportes Antofagasta jugará un antofalombiano. Ya hay más de un centenar de chicos que no tienen muy claro de dónde s

Ligas patrióticas y racismo en territorios anexados por chile en la Guerra del Pacífico

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Un encendido Belisario Salinas, presidente de la Liga Patriótica de Antofagasta, dice que es necesario volver a los antiguos valores, a la época en que Chile se imponía el talento, el carácter, la honradez y el trabajo. Los presentes, entre ellos algunos veteranos de la Guerra del Pacífico, aplauden con efusividad. Luego cantan el himno nacional; vitorean. Los recuerdos de la guerra están frescos. Es una tarde de verano de 1919, y muchos de los presentes se aprestan a examinar las calles. Luego Salinas llama a la acción.
El acoso es contra los peruanos, en el marco del intenso proceso de chilenización que vive el norte de Chile. Las ligas patrióticas son pandillas que usan armas y funcionan al amparo del Estado como una suerte de milicia urbana, explica el historiador Damir Galaz-Mandakovic.
“Eran generalmente de clase alta y se camuflaban formando clubes. Eran tolerados por las autoridades y por gran parte de la ciudadanía que legitimaba las acciones.”
Son tiempos en que la liga de Antofagasta organiza boicots contra casas comerciales que emplean a peruanos e impiden el desembarco de estos que llegan a la ciudad. A veces los peruanos son golpeados y maltratados; y luego expulsados. Los excesos son frecuentes. “Marcan las casas con cruces y con el hostigamiento, golpizas y asesinatos buscan expulsar a los bolivianos y peruanos. Familias completas deben huir”, agrega Galaz-Mandakovic.
La imagen puede parecerse a las purgas contra los judíos de la Alemania Nazi, guardando las proporciones.

integración
Esta ojeriza hacia peruanos y bolivianos por efecto de este exaltado nacionalismo se inserta dentro de lo que muchos estudiosos conceptualizan como “nacionalismos oficiales”, entendiéndose como aquellos que son parte de una política de Estado, los cuales acontecen con frecuencia en situaciones como una post guerra.
Sin embargo llama la atención el nivel de integración de las ligas con inmigrantes europeos y asiáticos.
El historiador iquiqueño, Juan Vásquez, cita un episodio en que la colonia China de Antofagasta, desde 1912, cuando se constituye como república, efectúa en cada celebración de su fiesta nacional donaciones a la beneficencia pública como: el comité municipal pro cesantes, asilo de ancianos, hospital El Salvador, asilo de infancia y a la Liga Patriótica de la ciudad (En “Cuando Oriente Llegó a América” (BID, 2003).
 En síntesis, dice Vásquez, la Liga Patriótica de Antofagasta actuó y fue parte de la vida pública antofagastina, tanto de la ciudad como de la provincia. Es más, la idea se extiende hasta Santiago y Valparaíso y se replica en Argentina; siempre mediando la violencia y acusando de los problemas socio económicos o políticos a los países con los que se estuvo en guerra, especialmente a Perú.
-¿Considera que estos antecedentes históricos  pueden explicar el rechazo de un sector de antofagastinos hacia inmigrantes latinoamericanos?
-Los recambios poblacionales, con tanta inmigración interna y externa hacen que territorios como Antofagasta tengan una población heterogénea, enel cual no deberían quedar resabios de estas viejas y obsoletas formas como las “ligas patrióticas”.
Vásquez redondea el concepto y dice que en regiones como la nuestra la educación debe preparar a las nuevas generaciones para tener miradas más amplias, menos etnocentristas y más tolerantes. Y en ésto, un rol no menos relevante de los medios de comunicación.

Colombianos
Respecto a la aversión contra los colombianos que desembocó en una manifestación de un sector de antofagastinos, el historiador Damir Galaz-Mandakovic  afirma que los argumentos son vacuos de políticos necios sin asideros cuantitativos o comparativos.  “Apuntan a situaciones cotidianas y populistas para amplificar el rechazo con una falacia”. Dice que afloran discursos centrados en los estereotipos, prejuicios y por sobre todo en la moralidad; en la expresión y defensa de lo que se entiende como un “buen ciudadano”, cruzándose ideologías religiosas y nacionalistas.
Dice que se defiende un esencialismo moral de sociedad y no entienden a la sociedad como dinámica y procesual. “Un político que opera con ese tipo de categorías, que piense a la sociedad como estática y homogénea, o con ese tipo de categorías intelectuales, es un personaje más peligroso que cualquier inmigrante que sólo desea ganarse la vida”.
Galaz-Mandakovic afirma que este tipo de críticas entrevén un afán de homogeneizar la población y así poder lograr mayor control social. “Deja en claro un racismo que es selectivo, porque no dicen lo mismo de una rusa, gringa, argentina o española. La moralidad sólo es aplicada a la colombiana, como si tuviesen el poder omnímodo de control sobre los hombres chilenos. Sobre las prostitutas colombianas opera una visibilización mayor por el fenotipo, pero siguen siendo una minoría”, afirma.
Galaz-Mandakovic dice que siempre existirá una justificación para el rechazo a través de argumentos morales que hablan de un paternalismo, de una infantilización, minimización y criminalización del inmigrante latino.
-¿A su juicio que debería hacer la comunidad colombiana para ganarse el respeto, pienso en los chinos de Tocopilla y su altruismo?
-Deben seguir siendo colombianos como tal, no asimilarse en totalidad a lo que significa Chile en términos culturales. Deben seguir practicando y recordando a la patria lejana, desde un transnacionalismo o una translocalidad, que significa vivir como colombianos fuera de Colombia. Notable es el caso de los chinos que vivieron la misma discriminación que viven los colombianos, pero aún así, se organización y reafirmaron su cultura y lograron insertarse a través de una simultaneidad cultural.



Entrevista completa a historiador Damir Galaz-Mandakovic. 

  1. ¿A tu juicio, ¿Qué responsabilidad tiene el Estado y el proceso de chilenización, en este problema?

El proceso de chilenización, surgido después de la Guerra del Pacifico, marcó una línea imaginaria (un nuevo mapa) pero a la vez marcó otra línea, centrada en el imaginario racial. Construyó al peruano y boliviano como enemigo eterno de Chile a través de una supuesta inferioridad basada en lo étnico, en lo indígena. Chile triunfante en la guerra, buscó diferenciarse y se proyectó como “país blanco”, en ello contribuye el mito de país blanquecino consolidado por el discurso militar. Es un mito biológico, que surge de la “mezcla” del mapuche, conquistadores y encomenderos. Esa mezcla fruto de la guerra dio pie al espíritu de “raza” y la virtud militar chilena: unión, orden, disciplina; los elementos considerados como claves en la conformación de la nación. En pocas palabras, el blanquecino es el fin al indio puro, porque éste se extingue por el hambre, guerra, epidemia, y trabajo. para ello, suman a la iglesia católica y ahí el mito se adorna con caracteres de revelación teológica, por ello adquiere legitimación.

Una vez superada la guerra, el enemigo y las categorías racistas de superioridad/inferioridad, van operando entre inmigrantes europeos o asiáticos. En la actualidad, se adiciona al inmigrante latino en esta discusión. El colombiano es la victima agregada a estos “enemigos” de la raza, influye en ello el fenotipo: la apariencia de color. Elemento que marca a un otro, a un ajeno, a un distinto, por ello está afuera de lo que se considera parte del mito de origen de lo que supuestamente es Chile. Y todo lo que atenta a lo fundacional, es considerado peligroso.


  1. ¿Por qué quienes están en contra los colombianos, argumentan razones básicas (mujeres putas, roban marido, etc) para su rechazo?

Son argumentos vacuos de políticos necios sin asideros cuantitativos o comparativos. Apuntan a situaciones cotidianas y populistas para amplificar el rechazo con una falacia. Generalmente afloran discursos centrados en los estereotipos, prejuicios y por sobre todo en la moralidad, en la expresión y defensa de lo que se entiende como un “buen ciudadano”, cruzándose ideologías religiosas y nacionalistas.

Defienden un esencialismo moral de sociedad y no entienden a la sociedad como dinámica y procesual. Un político que opera con ese tipo de categorías, que piense a la sociedad como estática y homogénea, o con ese tipo de categorías intelectuales, es un personaje más peligroso que cualquier inmigrante que sólo desea ganarse la vida. Opera en estas visiones ciertas  afirmaciones en base a la presunción de normalidad o superioridad de su propia condición social, que justificaría la descalificación y el rechazo.

Sin duda que este tipo de criticas entrevén un afán de homogeneizar la población y así poder lograr mayor control social. Deja en claro un racismo que es selectivo, porque no dicen lo mismo de una rusa, gringa, argentina o española. La moralidad sólo es aplicada a la colombiana, como si tuviesen el poder omnímodo de control sobre los hombres chilenos. Sobre las prostitutas colombianas opera una visibilización mayor por el fenotipo, pero siguen siendo una minoría.
Siempre existirá una justificación para el rechazo a través de argumentos morales que hablan de un paternalismo, de una infantilización, minimización y criminalización del inmigrante latino.

  1. ¿Qué debería hacer la comunidad colombiana para ganarse el respeto, pienso en los chinos de Tocopilla y su altruismo?

Deben seguir siendo colombianos como tal, no asimilarse en totalidad a lo que significa Chile en términos culturales. Deben seguir practicando y recordando a la patria lejana, desde un transnacionalismo o una translocalidad, que significa vivir como colombianos fuera de Colombia. Este tipo de práctica transnacional involucra a los individuos, sus redes sociales, sus comunidades  con proyección a incorporar a las estructuras institucionales más amplias como gobiernos locales y nacionales, tal como lo hicieron los croatas, italianos, griegos, alemanes, ingleses, españoles; quienes formaron sus colonias y clubes artísticos, deportivos y sociales. Notable es el caso de los chinos que vivieron la misma discriminación que viven los colombianos, pero aún así, se organización y reafirmaron su cultura y lograron insertarse a través de una simultaneidad cultural.

Se deben detener los enfoques asimilacionistas y aculturalistas de los políticos que buscan que el colombiano niegue su cultura de origen a través de una inserción expresada en la práctica integral a los usos y costumbres de la sociedad receptora, en la que consecuentemente perderá sus lazos de pertenencia y a la larga su identidad como originario de otro país; supone por lo mismo, una transferencia de lealtad única al nuevo país de residencia mediante la adopción de una nueva identidad nacional.

Olvidan que los migrantes son capaces de reproducir en otros contextos sus formas culturales de ser y de pensar, además de incidir en las relaciones sociales de su país de origen.Es decir, el migrante no migra y trasplanta su cultura, lo que hace es reproducirla, la reestructura y con ello la reformula. La incorporación de los inmigrantes y las conexiones transnacionales no son procesos contradictorios. Y su mano de obra no es reemplazante de la local, sino que complementaria porque se aboca a lo que no quieren hacer los chilenos. 

Entrevista completa a historiador Juan Vásquez sobre las Ligas Patrióticas 


Chile, Bolivia y Perú, como producto de la Guerra del Pacífico, mantienen en las décadas siguientes sucesivos momentos de tensión, las que se traducen en un el surgimiento de fuertes movimientos nacionalistas en los 3 países. Para el vencedor de ese conflicto, el favorable desenlace le llevaba a asegurar la soberanía y predominio en los territorios incorporados, los que incluían las antigua fronteras boliviano – chilena y la nueva frontera con Perú, país con el que no se limitaba antes de la guerra, hallándose además un tema irresoluto, de gran relevancia y mucho impacto en las relaciones bi y trilatarles, como lo era la soberanía sobre la Provincia de Tacna, que debía definirse en un plebiscito, que finalmente nunca se realizó.

En Antofagasta existía una importante población boliviana y, en menor medida también peruana. El Descampado de Atacama y su litoral habían sido parte del Departamento de Potosí. Tomando como referencia el Censo de 1907 en la provincia antofagastina habían 1625 peruanos y 5.742 bolivianos. Al cabo del proceso de “Chilenización”, con referencia en 1930, se mantenía alta la población boliviana con 4.715 habitantes, y la peruana se reducía a 291 personas. El número de bolivianos da cuenta de la demanda de mano de obra en la industria salitrera, lo cual hizo que el mismo Estado apoyase los enganches de trabajadores en Bolivia que se incorporan a las faenas de Tarapacá y Antofagasta, sin dejar por eso de ser discriminados, al menos desde la década del 20 no perseguidos por formas para-estatales como las Ligas.

El nacionalismo chileno, que se comienza a expresar con mayor fuerza desde las celebraciones del primer centenario, actuando a través de entes políticos y militares, bajo una lógica de homogeneizar el territorio con trabajadores chilenos, verá aparecer con mayor contundencia desde 1911, a estos grupos paramilitares, nacionalistas los cuales amedrentan o violentan a peruanos y bolivianos, para hacerles desistir de su permanencia “no deseada”, en el país. Este tipo de lógicas se inserta dentro de lo que muchos estudiosos conceptualizan como “nacionalismos oficiales”, entendiéndose como aquellos que son parte de una política de Estado, los cuales acontecen con frecuencia en situaciones como una post guerra. De hecho, los tres países desarrollan este tipo de políticas, ya sea en la pugna recuperar/mantener la Provincia de Tacna, que dio inicio a  tempranas escaladas de violencia; o en la instalación de la reinvindicación del litoral en el discurso constante en Bolivia. El Estado chileno enfrentaba además la llamada “Cuestión Social”, con los sucesivos movimientos en la pampa que solían ser endosados “a las ideas bolcheviques” o a la acción “de agitadores peruanos”, por lo cual las Ligas también tendrán mucho en su discurso de “anti-obrero”, es decir mezclando intencionadamente lo social y lo “nacional”.

Sin embargo y como ya se ha señalado, 1911, luego 1918, son años críticos en la violencia de las Ligas Patrióticas. En Antofagasta éstas comienzan sus acciones desde el primer año, dirigiendo su accionar por igual hacia bolivianos y peruanos. Pese a que el Estado chileno amaga declararlas fuera de la ley, las Ligas siguieron actuando en ésta y década siguiente con el beneplácito o pasividad oficial, prolongando sus ataques hacia lo peruano y boliviano, especialmente cuando se producían tensiones, particularmente con Perú y el complejo caso de Tacna y Arica que, al menos en dos oportunidades pudo provocar un nuevo conflicto armado y que sólo se llegará a  zanjar con el Tratado de Lima de 1929.

En Antofagasta se cita el siguiente fragmento de un estudio de Carlos Fuentes, de Archivo Chile: “Las ligas fueron una mezcla de nacionalismo militante y tradicionalismo. En 1919, Belisario Salinas, presidente de la Liga Patriótica de Antofagasta, sostenía, por ejemplo, que era necesario "volver a los antiguos valores, a la época en que en el Chile viejo se imponían el talento, el carácter, la honradez y el trabajo". Achacaba al “corruptor oro peruano” las acciones del comunismo y del liberalismo. Celebraban efemérides patrióticas como, por ejemplo, el aniversario de la Batalla de Maipú y la Batalla de la Concepción, y la liga de Antofagasta -que tenía delegados en Chuquicamata, Calama y pueblos de la pampa- organizaba boicots contra todas las casas comerciales que emplearan personal peruano e impedía el desembarco de peruanos que llegaran a la ciudad”.

En un episodio especial se registra que la Colonia China de Antofagasta, desde 1912, cuando se constituye como república, efectúa en cada celebración de su fiesta nacional, realizaba donaciones a la Beneficencia Pública. Entre organizaciones como el Comité Municipal Pro Cesantes, Asilo de Ancianos, Hospital El Salvador, Asilo de Infancia, entre otros, se hallaba también... la Liga Patriótica de la ciudad (En “Cuando Oriente Llegó a América” (BID, 2003).

En sístesis, las Liga Patriótica de Antofagasta actuó y fue parte de la vida pública antofagastina, tanto de la ciudad como de la provincia. Es más, se extienden hasta Santiago y Valparaíso, se replican en Argentina; intervinieron en la lejana Magallania, siempre mediando la violencia y re-acusando de los problemas socio-económicos o políticos a los países con los que se estuvo en guerra, especialmente al Perú.  

Sobre mi opinión sobre el rechazo de parte de los nortinos, a la inmigración de colombianos, y si esto, a su juicio, tiene que ver con los antecedentes del proceso de chilenización que vivió el norte:

Los recambios poblacionales, con tanta inmigración interna y externa hacen que territorios como Antofagasta tengan una población heterogénea, en el cual no deberían quedar rasabios de estas viejas y obsoletas formas como las “ligas patrióticas”. Debemos entonces mirar a la educación, cuál fue y sigue siendo su rol, cuanto preparar a las nuevas generaciones para tener miradas más amplias, menos etnocentristas y más tolerantes. Y en ésto, un rol no menos relevante de los medios de comunicación.

Explayándome más:
Desde el Estado, y con su principal medio que es la educación, se debe constituir una sociedad solidaria y participativa, no excluyente, en las cuales nadie es bueno o malo por su nacionalidad o etnicidad, sino por la naturaleza de sus actos, donde no deben caber las generalizaciones y sí las responsabilidades individuales de unos y otros.

También desde las instancias adecuadas, se debe mirar, analizar y definir las políticas migratorias del Estado chileno actualmente vigentes, cuánto se ha hecho por interiorizarlas, hacerlas parte de la Nación, porque una política de ese tipo no puede dejar sin respuestas los por qué y adoptar los resguardos que procedan. En ese sentido, el Estado debe cautelar porque los inmigrantes, como en el caso de los colombianos o de cualquier otro origen, sean realmente refugiados o personas que buscan cualificar su vida con esfuerzo y honradez, a los cuales se le brinden los respaldos necesarios para su instalación en el país, con mecanismos que permitan su seguimiento, en cuanto a la mejor adaptación y desenvolvimiento, con la adecuada inserción laboral. A la vez se deben fortalecer en las zonas de frontera, como punto de convergencia de esta y otras emigraciones, los controles para evitar los ingresos clandestinos y actuar con sistematicidad y los medios legales ante quienes  transgreden, indistintamente su procedencia o residencia.


Finalmente, los inmigrantes en general deben revisar sus mecanismos de adaptación, de incorporación, de cómo insertarse favorablemente desde la perspectiva social en el país, la ciudad que les  recibe y brinda la posibilidad de iniciar una nueva vida, de forma tal que se hagan parte de ésta, en la mayor y mejor armonía, brindando lo mejor, como en la historia ha acontecido en este norte que siempre fue un crisol de nacionalidades y que se construyó con el aporte de muchos, convergiendo y contribuyendo a la formación de la identidades regionales – locales. 

Namazu en la tercera/ entrevista que me realizó Patricio Jara

La reconstrucción del Medellín de Pablo Escobar

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Alonso Salazar intentaba hacer una vida normal mientras la ciudad se caía a pedazos. Intentaba, pero a veces el devenir de los sucesos lo hacía cuestionarse. Irse era una posibilidad. Al final se quedó. El Medellín de principio de la década del 90 era una de las urbes más peligrosas del mundo. A cada rato había una amenaza. La vida importaba poco.
El Alonso Salazar de los años 90, periodista de una ONG, no sabía que escribiría un libro de ese presente. Menos sabía que se iba a transformar en el alcalde de Medellín en el momento que la ciudad vivía un milagro y caminaba a convertirse en modelo. Ignoraba que su libro mutaría a una serie de televisión que sería un éxito rotundo en toda Latino américa. Desconocía que vendría una relativización de la figura de Pablo Escobar y del mal.
- Muchas veces le han preguntado por Pablo Escobar ¿Cuántas?
Alonso tiene 52 años, una hija y viste de camisa a rayas y chaqueta café. Parece un político y lo es. Pide un vino chileno. Luego responde.
-El libro, La Parábola de Pablo, lo publiqué el 2001. Ahora el libro tuvo una especie de resurrección a raíz del tema de la serie, en la que no participé en los guiones. Al final hablar de Pablo Escobar es parte del oficio del libro; me sorprende en el caso de Chile que el impacto sea mayor en el promedio de América Latina, es algo que no logro descifrar. Llegué aquí para descifrarlo.
Alonso Salazar fija la motivación de escribir el libro en su calidad de periodista y en lo ineludible de  vivir en Medellín y esquivar el tema. El marco teórico lo armó investigando sobre el sicariato y el narcotráfico; así el personaje central conectó con la fractura del poder en el país, con el quiebre. En el libro cuenta la historia de su ciudad en un momento determinado, a través de Pablo Escobar, el personaje principal de esa época.
Alonso Salazar es de rostro anguloso, piel blanca y bien cuidada. Observa la carta del restorán y luego la cierra. Prefiere el menú. Queda encantado con la explicación del pastel de papa.
-Cómo periodista, ¿de qué manera enfrentó la violencia?
-No trabajaba en medios, sino que en desarrollo comunitario y por ende presencié de manera directa las consecuencia, la devastación. Fue una violencia del joven pobre matando al joven pobre; una rutina de muerte, un acostumbramiento de muerte realmente espantoso. La secuela del narcotráfico en Medellín  provocó una ruptura en los tejidos sociales. Se perdió el respeto por la vida.
- Llegan y te matan.
-El problema es que eso quedó en la mentalidad.
-¿No le daba miedo llegar a la casa?
- Había un cuerpo de la policía para combatir el narco que se llamaba Cuerpo Elite -responde-. Cuando iba un carro del cuerpo Elite la gente se quedaba dos cuadras o tres cuadras atrás, para no estar cerca de ellos. A la salida de un centro comercial cundía el miedo; nadie tenía muy claro que sucedería. Era cuestión de tiempo. Los narcos decretaban toque de queda.
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La muerte viva
Alonso Salazar dice que la muerte se transformó en una forma de poder muy extraña. Además de provocarla era necesario exhibirla.  Por ejemplo, alguien que mató a quince mujeres  no quiere que eso permanezca anónimo, por el contrario la idea es provocar un boom mediático. Al dinero, las drogas, el poder se le sumó en el Medellín de Pablo Escobar, la muerte como un ritual un poco complejo de exhibición social; de contundencia; de dar un mensaje.
-En México hubo un caso en que secuestraron a personas de un centro de rehabilitación de drogas y los mataron, con el propósito de enviar un mensaje.
-Aquí nos ha sucedido que  van al velorio de la víctima y lo sacan del ataúd, luego lo ponen a rodar por la calle. Emerge los más negativo de esas culturas en formas primarias de justicia, de relaciones y del sentido de la venganza, donde la manipulación del cuerpo de la víctima se vuelve importante.  Es un mensaje de terror total. Es como un poder absoluto.
-¿Qué le parece que algunos vean a Pablo Escobar como un Robin Hood?
-Eso hizo mítico a Pablo Escobar. En 1982, una importante revista colombiana puso su foto y tituló el Robin Hood paisa (el término que se le da a quienes nacieron en Medellín). El se encargó de publicitar una imagen de hombre generoso y comprometido con los humildes. El manejaba proyectos comunitarios, pero comparativamente con su fortuna fueron cosas modestas las que hizo; eso se magnificó y quedó grabado en sectores marginalizados que no se integran a la sociedad y democracia. El y su madre trabajaron el mito. Ellos alcanzaron a construir un barrio de 500 viviendas, siempre hablando que quería hacer el bien y se lo impedían.  Por eso la violencia como consecuencia no deseada de un hombre que quería el bien. El discurso lo tenía afinado. La otra parte fue su participación en la política; asunto que no tiene parangón en otro narcotraficante. Se posicionó como representante a la cámara. Lo tercero es el método de terrorismo político para socavar al estado. El mito camina solo, se desliga de la realidad. En el libro soy explícito en decir que la generosidad de Pablo Escobar es mucho más ficción que realidad.
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-Hablaba con Jon Lee Anderson -periodista estadounidense especializado en temas latinoamericanos- sobre Pablo Escobar y para él, en su época de juventud, Al Capone era muy parecido. Ahora cada vez se consume más la guerra santa de los islámicos, se consume episodios de guerreros; creo que existe una suerte de banalización del mal, independiente de qué perspectiva se realice. El asunto es cómo lo lee la gente.
-Me han dicho que en Chile se creó un personaje de humor que imita a Pablo Escobar. En Colombia nunca surgió nada parecido.
Pablo, el ramplón
Salazar recuerda que una vez vio a Escobar en un acto público, algo así como un mitin. Una vez el narco fue a un periódico, Medellín 5, donde yo estaba y que defendía causas ambientales. Salazar dice que no tuvo una relación directa ni ninguna entrevista. Para hacer el libro debió buscar archivos de entrevistas con canales televisión. Vio muchas entrevistas, hurgó y recuperó material. Su discurso era muy simple; no tenía  mucha gracia.
-No era culto.
-No tenía erudición, era un hombre muy primario, instintivo. Su habilidad real estaba en el escenario de la guerra; cuando por ejemplo les decía a sus hombres que  hicieran tal cosa. Sabía reaccionar.
-¿Cómo fue su relación con la familia?
- Entrevisté a parte de la familia; me faltó su hijo y su esposa. Entrevisté a su hermano Jesús que también estuvo condenado y le dicen el “Osito” y a una hermana de él,  Luz María. Otra hermana publicó un libro, al igual que el hermano. La familia quería  registrar la marca Pablo Escobar, pero el estado se lo negó: eso no es una marca; sino que una tragedia para el país. Al final nunca tuve conflictos con ellos porque el libro trata de combinar todas las versiones de los personajes, y enfrentar a la versión de la familia, con las de las víctimas y las autoridades. El libro busca que el lector deduzca al personaje, saque una conclusión de quién era Escobar.
Pablo y Pinochet
-¿Actualmente cómo es la imagen de Pablo Escobar? ¿Puede compararse con la figura de Pinochet que provoca división en este país?
-En el sepelio de Escobar la ciudad se mantuvo militarizada, pero de igual modo asistieron 5 mil personas con pancartas y avisos, además de agradecimientos. Lo encomendaban a todos los santos y a Dios. Esto revela que un sector de la sociedad aún hoy habla de Escobar como de una persona generosa y no del criminal que fue. No sé si da para compararlo con Pinochet, pero hay sectores en Colombia que lo idealizan.
En Chile el Presidente Piñera denominó a los civiles que participaron en el gobierno de Pinochet, como cómplices pasivos. ¿Esta afirmación cabe en Colombia para definir a los que han apoyado la violencia?
-Es complejo para los militares en Colombia y los paramilitares que hacen desapariciones y torturas. Una parte piensa que no lo haga, y otros que lo hagan, pues lo toman como una mal necesario para salvar a todos. Esa es la parte complicada. La complicidad no es conocer la verdad, sino que la complicidad es que a pesar de conocer esa verdad se piense que es un mal inevitable, y que lo otro podría haber sido peor. Lo complejo de la sociedad colombiana es que hay una guerrilla que dura 50 años, con narcotráfico de por medio, y conlleva una revoltura donde las FF.AA y sectores económicos importantes terminan decidiendo que es mejor recurrir a lo ilegal. Con Pablo Escobar se pidió ayuda a EE.UU. porque Colombia no podía derrotarlo.
Salazar no se convence que el pastel de papas es comida típica. Pide la sal. Le gusta la preparación.
Dice que de Pablo Escobar se ha contado todo a diferencia de la realidad chilena, que surgió con programas de televisión después de los 40 años del golpe. Escobar sometió al Estado. Todo está documentado. Dice que Escobar no tenía un punto de llegada, no sabía donde llegar. El reino de él era como otra cosa, aún en la cárcel tenía que volver a reincidir a diferencia de esperar en el encierro y luego salir y disfrutar toda su fortuna. Al final lo suyo era estar en la guerra; era un insaciable, quería morir en la guerra.
FARC y nuevos narcos
-Como es la realidad hoy en el narco colombiano ¿Qué tan poderosa es  la conexión de las FARC con los narcos?
-Las FARC han recurrido a muchas formas de financiación, como los secuestros a gran escala. Como ellos controlan la zona selvática de cultivo ilícitos empezaron cobrando el impuesto del gramaje, pero luego terminaron en el circuito completo del narcotráfico pues la ganancia grande está hacia afuera. Lo que lograban con el gramaje era una pequeña cantidad de dinero. En cambio llevar la cocaína a Brasil o a Panamá le genera mejores dividendos, como cambiar drogas por armas, vender drogas a carteles, o a lo mismo los grupos paramilitares. El narco es el combustible para uno y para el otro. Eso hizo que en algún momento las FARC y los paramilitares tuviesen muchísimo poder.  La población civil en medio pagó costos muy altos. Pienso que si las FARC no van a un proceso de paz ahora, con este gobierno, probablemente estallarán en pedazos y parte de ellos engrosarán las filas  del narco; alejadas de ideales políticos.
-Es un cuento de nunca acabar.
-Es más fácil que desaparezca la guerrilla que el narcotráfico. Lo que no se derrota es el narcotráfico que toma formas muy diversas y va de un país a otro. Hoy los colombianos son una parte del proceso, cuando antes eran el 100% del proceso; ahora los mexicanos se han vueltos los protagonistas. El narco sigue, se relevan las formas.
A Salazar le impresionan los métodos de tráfico de cocaína, como cuando esta se mezcla con minerales o se convierten en almidón de ropa que luego lavan. Dice que el índice de ganancia es grande y en consecuencia la corrupción es alta.
- Las maneras de tráfico han evolucionado; en el último tiempo son submarinos los que llevan drogas
-Primero eran pilotos que iban en vuelos rasantes a la Florida, después a México. Después de vinieron submarinos artesanales y algunos que compraron a los soviéticos, que llegaron a Colombia por partes. Otros van en lanchas voladoras en recorridos suicidas a entregar droga a los carteles mexicanos, o la frontera con Venezuela o Brasil. Hay cantidades alucinantes de droga requisada como 3 mil kilos de cocaína.
Los bolivianos y peruanos tienen una historia de tráfico, al igual que Colombia, y salen por Brasil o  Paraguay que es terreno fértil para el tráfico y lavado; y también la droga sale por el norte de Chile, a través de contenedores. Los volúmenes del comercio hacen imposible un control.
Norte chileno
-Usted nombró al norte chileno; en Iquique, por ejemplo, es común ver personas consumiendo cocaína en pubs. ¿Sucede lo mismo en Colombia con esta aceptación social por la cocaína?
-Lo más preocupante son las drogas sintéticas, de las que no se habla mucho. El consumo de cocaína ha crecido en Colombia porque todas las sociedades -la mayoría  globalizadas- adquieren una serie de costumbres y práctica hedonistas. Hay que distinguir entre las drogas. La cocaína no es muy adictiva en comparación con el bazucoo pasta base en Chile. Este último es un producto adictivo y barato, que pega en grupos marginales y genera un drama social muy grande. El consumidor de cocaína es una persona productiva socialmente y además representa un símbolo de éxito, capitalista e hiperactivo.
-Desconozco si está al tanto de este asunto, pero en el  norte de Chile existe -desde los últimos cinco años- una numerosa inmigración de colombianos provenientes de la zona del Pacífico y valle del Cauca, provocando un incipiente conflicto social.
-Colombia tiene mucha inmigración. A la gente la empuja la pobreza. Colombia tiene 4 millones de habitantes en Venezuela, casi el 10% de la población. A Estados Unidos hay una inmigración muy fuerte; no tanta hacia Centroamérica. España tiene una inmigración alta de colombianos. Desconocía el tema de Chile, pero todavía proporcionalmente es una migración pequeña.
-Esta se produjo en los últimos años, bajo la idea de que el norte de Chile por efecto de la minería es una zona de abundantes empleos. Sin embargo algunos se han visto involucrados en venta de drogas con un efecto de rechazo en un sector de la población.
-Como le dije desconozco el tema. Sin embargo si son afro descendientes, ellos son empujados por la pobreza, también han sufrido mucho el conflicto armado. Chile al parecer no parece preparado para una inmigración tan fuerte.  Medellín recibe mucha gente de la población Pacífico, desplazados, siendo una región blanca.  Se sabe quiénes vienen del Pacífico por el color de la piel. La estructura de la colonización en Colombia es así: los blancos se echaron en la montaña y los afro en las tierras calientes, a la costa.
-La mujer colombiana es muy bella, así ha quedado demostrado en Chile
-Tienen fama y ahora se sumó el perverso el nivel de exigencia de la belleza que son las cirugías estéticas; esto como una influencia de los albores del narcotráfico. Hay una masificación de la cirugía, lo que es el negocio más prospero de los médicos.
El Alcalde modelo
El peor momento de Medellín se vivió en 1991, con una tasa de 400 homicidios por cada cien mil habitantes (promedio de 20 muertes diarias). Santiago, en tanto, arrastra un promedio de tres muertos por cada cien mil habitantes. Este periodista también fue protagonista de lo que denominan como “El milagro de Medellín”, hoy transformada en una ciudad modelo para Latinoamérica.
Alonso Salazar trabajó como asesor del alcalde Sergio Fajardo, entre 2004 a 2007. Luego continuó la obra como edil, entre el año 2008 a 2011.  Salazar dice que le dio continuidad al modelo ya armado  basado en pilares como:   inversión social,  educación como centro, sistema de bibliotecas para los más pobres, planes de reordenamiento urbano en zonas con crecimiento informal y un sistema de transporte como el teleférico que conectó los cerros con el plano. “Mantuvimos durante 8 años una brújula que logró transformar en distintas dimensiones a la ciudad; ahora el narcotráfico y la violencia seguirá, lo distinto es  tenerlo en una ciudad derrotada y sin camino para recorrer, a una ciudad que avanza segura por una ruta”.
-Siente orgullo por su trabajo
-Claro. Antes no dejaban llegar a nadie a Medellín. Ahora el tráfico de turistas es altísimo. En mi condición de alcalde recibí a Condoleezza Rice; a los presidentes de México, Panamá y los príncipes de Asturias, entre muchas comitivas. La ciudad se ganó un nombre como una ciudad ideal y a la vez, como un laboratorio. Uno no ocultó nada de la ciudad: la marginalidad es visible  a través del teleférico; lo asombroso es que es posible alcanzar esos territorios donde está la Biblioteca España, una de las 10 maravillas de Colombia, según publicaciones. Le pusimos España para que fueran los reyes. España no puso un peso. Teníamos la necesidad de que fuese alguien para romper con el mito y los reyes llegaron.  La educación y la estética es un elemento esencial en la intervención social. A los pobres le construimos lo más bonito. Los jardines y colegios son a través de concursos arquitectónicos nacionales  e internacionales; instancia que genera identidad y orgullo, pues han sido muy castigados.
-La gente cuida lo que se construye, no raya, por ejemplo.
La gente la cuida mucho pues desde que se empieza la obra, en los diseños, la comunidad interviene. Se sueña que todo pueda transformarse desde adentro, por esto se recogen las ideas de la comunidad. La obra se le entrega el constructor a la comunidad y no al alcalde.
-Recibió alguna amenaza como alcalde
-No, pero gané enemigos por actuar con coherencia. Al no tolerar eso, gané enemigos. Hasta en los puertos de Nuevo York hay controles de la mafia; Medellín no es la excepción. La gente no se integra con discurso, sino cuando va de la mano y creciendo con su sociedad y su estado. Hoy la ciudad tiene mecanismos de cooperación con Caracas, Rio de Janeiro y el DF de México, estas últimas ciudades estaban haciendo metro cables en sistema de lomas, como proyecto de transformación urbana para favelas.
Ahora terminamos un museo de la memoria como ciudad con la tragedia de la ciudad.

Pedro Humire, el poeta que fue torturado por tener rostro de indígena

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Un joven Pedro Humire peregrinó en bus y tren de Socoroma, al interior de la actual Región de Arica y Parinacota, hasta Santiago. Era mediado de la década del 60. Pedro viajó a la capital con el propósito de conocer el mundo de los poetas. De Rokha lo había deslumbrado; también Neruda. Pedro escribía desde pequeño. Había ganado concursos. Era un niño sabio.
 Puede decirse que el inquieto Pedro llegó a Santiago con el propósito de estudiar letras. 
Sin embargo por un asunto de oportunidades, Pedro, derivó a la música; al folclor.
Pedro tocaba la quena. Lo había hecho desde pequeño en las fiestas patronales de su pueblo. La música podía abrirle puertas en este complejo desafío. Un aymara era un extranjero en Santiago. Él tenía clara la discriminación con la que conviviría el resto de su vida por ser indígena.
En la gran ciudad de inmediato cargó el mote de indio; el indio Humire.
La quena le daba el temple para continuar. De esa manera participó en peñas. Integró conjuntos de música y vivió de cerca la vorágine revolucionaria. Pedro se sintió parte del proceso. El hombre que había llegado de la frontera con Perú y Bolivia, ahora con su quena y voluntad a toda prueba, como quedaría demostrado más adelante, anhelaba como tantos otros jóvenes cambiar la historia del país. 
Pedro participaba donde le pidieran. Se las arreglaba para seguir al pie de la letra lo que decía el presidente. Más que cualquier otra cosa, Pedro se sentía allendista y revolucionario. De esa manera colaboró en la repartición de alimentos; asunto que le generó amigos y enemigos.
Y llegó el día fatal.
El 12 de septiembre una patrulla detiene a Humire cerca de una escuela. Le habían recriminado administrar mal la leche. El hombre dice que se llevaba mal con una vieja que no dudó en denunciarlo como  parte de un grupo revolucionario. En adelante comenzó el infierno.

torturado
Humire fue enviado al Estadio Nacional. En ese lugar fue torturado. Lo golpeaban por su apellido y apariencia. No le creían que era chileno a pesar que les explicaba su origen. Le acusaban que era un boliviano infiltrado en un grupo revolucionarioNo entregó ningún nombre pues sabía que sus amigos tenían hijos. Aguantó. Le negaron la comida.
Recuerda la crueldad del brigadier Pedro Espinoza.
Las otras preguntas pasaban por el supuesto “plan zeta”.  Pensó que lo matarían. 
Un día, junto a otros reclusos, lo subieron a un avión de la FACH. No tenían muy claro si lo lanzarían al océano. Arribaron a Cerro Moreno, donde los esperaba un operativo de luces y patadas.  Era la primera semana de noviembre de 1973.
Luego del reconocimiento  a golpes en la base aérea de Antofagasta, el grupo fue amarrado y dispuesto en vagones de tren con rumbo a la ex oficina salitrera Chacabuco. La imagen podía ser similar a los traslados de judíos a Auschwitz.

chacabuco
Sin embargo comparar Chacabuco con Auschwitz es algo hasta ridículo. En el tiempo que la oficina salitrera operó como campo de concentración fallecieron dos personas: un militar que disparó mal su arma y un preso político que no soportó reencontrarse de esa manera con el pueblo donde pasó su infancia.
Los ex presos políticos que estuvieron en Chacabuco, coinciden que no se torturó y que a pesar de las diferencias se produjo un lazo entre presos y militares. Los señores reconocen al general Joaquín Lagos, como responsable de un trato humano en comparación a Pisagua, por ejemplo.  
Puede decirse que la tortura era la oscilación térmica: calor de día y frío de noche. La mayoría eran personas del sur y en consecuencia el calor para ellos era insoportable.
Luis Humire estaba acostumbrado a los rigores del clima; entonces el  sol no fue problema para él.  En Chacabuco su contrariedad pasó por  la discriminación hacia su persona. Para los militares, Humire siguió siendo el boliviano y  enemigo de la patria.
Bajo la escasa sombra de teatro de Chacabuco, el único aymara del campo de prisioneros recuerda que pasó hambre. En algún momento lo tuvieron aislado, preguntándole lo mismo de siempre: ¿Eres un infiltrado boliviano?
Lo golpearon e insultaron.
Luego de permanecer un año en el infierno, como le llaman los prisioneros a Chacabuco, Humire logró la libertad. 
personaje
Su deambular lo llevó a Santiago, y luego lo regresó a Socoroma, donde reside actualmente.
Durante este tiempo, Humire ha desarrollado una obra literaria y musical. Su trabajo ha sido reconocido a través de premios. Escribió los libros de poesía:Parinacota y SukurumampiPiñalulina.
Se le reconoce por su lucha contra la minería en los territorios aymaras; esencialmente en la protección de agua y los territorios.

Este hombre de rostro  rayado por las arrugas y de misteriosos ojos oscuros, arribó  a la ex oficina salitrera Chacabuco en silencio. Caminó  con su quena en mano  y su aguayo.  Saludó a viejos amigos y luego se sentó en la plaza con la calma que le otorgan los años. El achachiHumire miró la tierra y la bendijo.


El hombre detrás de la iglesia de Chacabuco

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Este hombre saltó por amor a la vida. La muralla de la embajada de Italia en Santiago, alcanzaba los dos metros. Saltó ante la mirada atolondrada de un Carabinero con una metralleta corta que se dedicaba a pololear. Cayó al pasto y por un rato experimentó el dolor más dulce de su existencia. El ejercicio lo había practicado en la ex oficina Chacabuco, donde meses antes había permanecido preso.
De vuelta a la vida, en el sur,  un viejo amigo, ex militante de Patria y Libertad, le dijo que la Dina quería matarlo. Abandonó su casa de Talagante y escapó a Santiago, con la idea de cruzar la frontera rumbo a Argentina. Sin embargo cuando pasó por la embajada de Italia, recordó lo que le dijo un preso político bajo el tóxico sol del desierto: saltar una muralla nos puede salvar la vida. Ahora estaba a salvo. Era finales de 1974.
Orlando “Caliche” Valdés con alrededor de 30 años dejaría su marca en la embajada de Italia por sus conocimientos de primeros auxilios. La embajada albergaba a un centenar de personas; todos en busca de refugio por la persecución de la dictadura de Pinochet. Estuvo un año protegido por Italia. Caliche fue uno de los últimos en partir al exilio, a Rumania. Ya era 1975.
Dos año antes de partir a Europa, esta vez en el norte, en la ex salitrera Chacabuco transformada en campo de concentración, Caliche inmortaliza tres huellas: una iglesia esculpida en la pared, un tronco de un árbol seco transformado en escultura y recuerdos imborrables como animador de grupos artísticos que intentaron hacer olvidar el calvario. Caliche fue un juglar.
A 40 años de su paso por el campo de prisioneros y con 79 años en el cuerpo, diez hijos, este hombre de ojos claros, rostro rojizo, recuerda mientras camina por las calles marchitas en busca de su iglesia.
 al norte en barco
Su supervivencia partió después del 11 de septiembre de 1973. Su relación con el Mapu campesino hizo que lo detuvieran en Talagante. El 22 de septiembre de 1973 es trasladado al Estadio Nacional.
Al interior del recinto deportivo es torturado.
En noviembre Valdés y un grupo de alrededor de 800 prisioneros navegan en el buque “Andalien” hasta Antofagasta. Viajan sobre la tercera cubierta. El barco se bambolea. La gente va en sus mantas y frazadas, bailando con el movimiento del océano. Parecían muertos, dice Valdés. “En un momento pensamos que nos lanzarían al océano”.
Fueron tres días de navegación. La bienvenida fue a golpes. A las 5 de la mañana se subieron como borregos al tren. Iban amarrados. Despertaron a mediodía en el flamante campo de prisioneros de
Chacabuco.
La imagen fue desoladora. Nada en los cuatro puntos cardinales.  Lo suben a un camión. Baja en al medio de la cancha de fútbol del pueblo. Luego los militares le señalan su nuevo domicilio.

la vida es bella
Los días son tristes para los presos. Valdés y sus compañeros intentan subir el ánimo. “Empezamos a teatralizar chistes a la hora de la colación. Dejábamos contentos a la gente”.
-¿Qué le decían los militares?
-Nada en un principio.
El impulso de Valdés, permitió que otros se animaran. Pronto aparecieron otros artistas. Así surgió la “Sonora entre rejas”. “Ellos eran delincuentes comunes. Con tarros de otro tiempo que encontraron; los patitos malos fabricaron baterías, luego apareció una guitarra. Tocaban chachachá. El show se hizo conocido”.
El rumor de fiesta llegó a los soldados, que a juicio de Valdés, eran tan prisioneros como ellos. Resultó que un día, la tropa de turno se interesó por el show de teatro y chachachá. “Un grupo de la aviación fue sin autorización del militar de turno. Al final se armó una trifulca entre el militar de turno y los de la FACH. Estuvieron a punto de terminar a balazos. Al otro día llegó el general Lagos y me llaman a la guardia”.
-¿Y qué le dice el general Lagos?
-Fui con temor. Ahí el general me dice, señor calichito, sabía mi apodo, hubo un problema con la tropa y quiero hacerle una proposición. Me pidió que actuáramos en el teatro para todas las tropas. Lo condicioné a que también estuvieran presentes los presos políticos. Así que las actuaciones fueron para los presos y los milicos; todos por igual. En los chistes agarrábamos para el leseo a los milicos.

la iglesia
Caliche indica el lugar que durmió. Luego repasa  anécdotas. Responde que hubo un grupo de presos homosexuales. Vivían juntos. Al final, hicieron un lote con la “Sonora entre rejas”; hacías fiestas (ríe).
-¿Y algún militar homosexual?
-Lo más raro era el curita de Carabineros; le decíamos la yegua de las pampas (ríe). Nos trajo la pintura para terminar la iglesia.
Frente a su dormitorio está su mayor obra: la iglesia de Chacabuco.
Ocupó clavos para tallar la muralla de adobe. De ese forma generó los relieves. “Este tipo de tallados los realizamos casi de manera industrial. Los milicos los vendían en Calama, a cambio  nos traían pasas y harina para fabricar empanadas, entre otras cosas; al final  hacíamos chicha con las pasas, panes y otros restos de comida”.
 -¿Y cuándo es la primera vez que se reencuentra con Chacabuco?
-En 1994. Vine con un hijo (se emociona)... Hay que venir aquí más seguido pues uno se mejora. No se puede vivir toda la vida con esa pena al hombro.
-¿Y el Estadio Nacional que fue para usted?
-Ahí mataron mucha gente. Es terrible verlo por televisión.
Caliche, en tanto, recuerda que una vez el “Mamo” Contreras, jefe de la DINA, llega en helicóptero a Chacabuco. Iba con malos propósito, dice. A todos nos mandaron a la cancha; nos formaron. Contreras comenzó a separar gente; en eso llega el general Lagos. Se baja Lagos del jeep, y le dice: “vos que hacís aquí”. Contreras, coronel, responde: tengo órdenes de mi general Pinochet.
 “Me importa una mierda quien diera las órdenes”, afirma Lagos. Continúa el general: “si te llegas a llevar a una persona, tu cagada de helicóptero no dura ni cinco minutos en el aire”.
 Contreras se fue con la cola entre las piernas.
-¿Cree que es necesario valorizar más la figura de Lagos?
-El se dio cuenta que no éramos bandidos y que nunca hubo Plan Zeta. En Chacabuco no se torturó, incluso llenamos un estanque de agua que usamos como piscina.
-¿No la pasaron mal?
--Dentro de lo peor fue lo mejor.    
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